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El centro-centro

El salidor, por Cristóbal Fredes Una de las mejores cosas que le ha pasado al centro en los últimos años es que se han sumado nuevos negocios a sus tradicionales restaurantes, renovando un sector que debe ser el con mayor densidad de locales de comida en la capital. Con “centro” no me refiero a toda […]

El salidor, por Cristóbal Fredes

Una de las mejores cosas que le ha pasado al centro en los últimos años es que se han sumado nuevos negocios a sus tradicionales restaurantes, renovando un sector que debe ser el con mayor densidad de locales de comida en la capital. Con “centro” no me refiero a toda la comuna de Santiago, sino que a esas atiborradas calles peatonales, como Ahumada o Huérfanos, al Barrio Cívico y a la Plaza de Armas. Al centro-centro.

Lo triste es que arrastra fama de tener mala noche; fama de que cuando oscurece todo cierra y que más vale arrancar. Si bien muchos restaurantes sólo atienden al almuerzo -como el muy de moda y respetable Salvador Cocina & Café, emblema de la renovación del barrio-, hay indicios de que el asunto podría cambiar.

Me entero de que Soju, una concurrida picada vegana en una galería en Merced, abre también de noche. La conocí al almuerzo, sospechando ya en su larga fila que era buena. Para lo económica que es, su menú (con opciones de pastas, guisos y ensaladas) está bastante bien. La sanguchería peruana La Gloria, en Huérfanos con Amunátegui, es otro lugar relativamente reciente (del 2015) y entretenido de visitar (en la foto). Tiene un horario extendido (hasta las 9.30 PM) y abre los sábados, algo no muy común en el centro. Su rico sándwich de lomo saltado es lejos el más pedido.

Algunas cuadras más al poniente, en San Antonio, está el Hotel Galerías que, además del Vichuquén (un restaurante a la antigua, formal, de cocina chilena e internacional), tiene un pequeño bar llamado MakeMake, con precios rebajados durante la semana, entre 6 PM y 10 PM. Simpático, pero es curioso que los garzones se vistan de huasos.

En la mañana, el barrio tiene también sus encantos. Uno de los mejores desayunos en los alrededores de La Moneda lo tiene el conocido restaurante Blue Jar. Todo de gran nivel: huevo a la copa, tostadas, media palta, café y jugo de naranja. El restaurante lleva casi 10 años, es muy cuidado y acogedor; lástima que abran sólo hasta las 9 PM y que no funcione los fines de semana. Lo que sí, el primer jueves de cada mes celebran una cena especial, con platos que no están en la carta, aunque no se llega espontáneamente, sino que hay que reservar.

Sería lindo que ideas como esas, que extienden el horario del barrio, se multiplicaran. Los locales más modernos, sumados a los históricos, como las fuentes de soda Bar Nacional y Ciro’s, o el Café Colonia, pueden ser una buena base para que algún día el entrañable centro recupere su protagonismo perdido.

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