Por: Evelyn Briceño y Darío Zambra Fecha:22 Ene 2019

Las picadas y sabrosos secretos que esconde la Estación de Metro Irarrázaval

En las cercanías de la Estación Metro Irarrázaval hay lugares que hay que conocer, como una chocolatería escondida, pastelerías exquisitas y una de las picadas más famosas de Chile.

En las cercanías de la Estación Metro Irarrázaval hay lugares que hay que conocer, como una chocolatería escondida, pastelerías exquisitas y una de las picadas más famosas de Chile.

Liberté Chocolat

Si caminas por Pedro de Oña, la pequeña calle que está junto a la salida por Bustamante de la Estación Metro Irarrázaval, te toparás con una dulce sorpresa.

Es Liberté Chocolat, una chocolatería que hace dos años se instaló en este barrio con una idea: democratizar el buen chocolate con precios económicos.

Eso lo que se propuso su dueña, la abogada Rayen Campusano, tras un viaje a Bélgica, donde se enamoró de los chocolates que se hacen allá.

Su local es pequeño, acogedor, bien luminoso y con los tentadores productos a la vista, los que se elaboran en el mismo lugar.

Trufas de avellana o maracuyá, naranjitas bañadas en 55% cacao y barritas de chocolate semi amargo, son algunas de las delicias dulces que se ofrecen en Liberté.

Los elaboran con ingredientes de calidad, principalmente chocolate belga y cacao de diferentes países de América del Sur, como Ecuador.

Si no sabes cuál de todos elegir, no dudes en pedir sus Bombones Galileo, unas semiesferas coloridas, pintadas a mano y con diferentes rellenos, como maracuyá, por ejemplo ($ 600 c/u).

Aprovecha la visita el local para tomarte un chocolate caliente, de los mejores que probarás en tu vida, bien espeso y con el dulzor justo.

Liberté Chocolat

Dirección

Pedro de Oña 68
Santiago, Santiago Chile

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Teléfono

232668949

Website

https://www.liberte.cl

Horario

Lunes a viernes, 9 AM a 7 PM

Panadería artesanal

Hace poco más de un mes que Jorge Espinoza se hizo cargo de la panadería en la que trabajó por años, la misma que creara el francés Istvan Molnar —que ahora emprendió nuevos desafíos— a pasos de la Estación Metro Irarrázaval, en la esquina de Lo Encalada con Av. Irarrázaval.

Más allá del nombre del lugar (dentro de poco Jorge va a rebautizarlo), lo que importa es que ahí elaboran panes de masa madre de comprobada calidad, muy crujientes por fuera y con una miga aireada, esponjosa.

Los ingredientes son sólo harina (de buena calidad importada desde Francia), agua y sal. Y el secreto, dejar leudar (fermentar) la masa por más de 20 horas de una forma natural, sin químicos, para completar el proceso y hornear el pan, que sale humeante cada mañana.

Hay hogazas de centeno con muy poca sal, especiales para los que tienen problemas con el gluten ($ 3.000), y otras estilo campestre, con una costra crocante que suena al partirla ($ 3.000).

Pero las estrellas del local son las marraquetas de masa madre, muy escasas en Santiago, por lo que se agotan rápido ($ 200 cada una).

Si va por pan, aproveche de llevar quesos, porque aquí venden unos traídos de Osorno deliciosos. Ojo con el de cabra con dos años de maduración, seco y un poco ácido, sabrosísimo ($ 6.250 el cuarto).

Ahí siguen vendiendo la bollería que también hiciera famoso a Molnar, como el croissant de almendras ($ 2.500) y el pan de chocolate ($ 1.500).

A fin de mes, además, debutarán las pizzas de masa madre para llevar o pedir a domicilio, como la “napolitana”, con queso mantecoso, tomate fresco y jamón ($ 12.000 la de 43 cms de diámetro, que alcanza para tres o cuatro).