Por: Loreto Aravena Fecha:22 Mar 2019

Reabre La Brasserie: El restaurante francés de buenos precios que dará que hablar en A. de Córdova

Como La Brasserie Franck & Héctor reabrió hace unas semanas, en Alonso de Córdova, el restaurante francés de precios democráticos que cautivaba paladares en Guardia Vieja, Providencia. Se demoró, pero llegó “recargado” al edificio CV Galería, con platos que recuerdan por qué se le extrañaba tanto.

Como La Brasserie Franck & Héctor reabrió hace unas semanas, en Alonso de Córdova, el restaurante francés de precios democráticos que cautivaba paladares en Guardia Vieja, Providencia. Se demoró, pero llegó "recargado" al edificio CV Galería, con platos que recuerdan por qué se le extrañaba tanto.

La Brasserie Franck & Héctor es el nuevo nombre que recibió la nueva Brasserie, ese local que estaba en la discreta calle Guardia Vieja, en Providencia, y que deleitaba paladares con ingredientes y preparaciones de calidad a buen precio.

Famoso por sus huevos pochados trufados -que llamaban por su olor desde la calle- llegó con una parte de su antigua carta y con nuevas propuestas al nuevo edificio de la punta de diamante de Alonso de Córdova, Av. Vespucio y Av. Kennedy: al CV Galería.

Y abierto sólo hace un par de semanas, acá se presenta con ese nuevo nombre porque son dos los dueños: por un lado el chef de la antigua Brasserie, Frank Dieudonné, y por otro, el máster sommelier Héctor Vergara, en único que tiene Chile y Latinoamérica, y capaz de reconocer cepas, orígenes, tierras gracias a su privilegiada nariz.

A pesar de que se demoraron en abrir (la Brasserie había cerrado en 2017) lo hicieron en grande, con un elegante y simple local, en el que se ve una enorme cava en el segundo piso y con un estilo y ambiente de antiguo bistró parisino, pero con cuidados detalles modernos.

Franck & Héctor, elegantes y simples a la vez

Foto: Valentina MirandaY lo que se come ahí, deja contento a cualquiera, no sólo por la calidad y creatividad de sus platos, sino por precios que para el nivel que tienen son democráticos.

Esa era la gracia de la cocina de Franck en su antiguo local: que sus comensales pudieran comer bien y por un monto pagable.

En tanto, Héctor hizo lo suyo y se lució, porque escogió personalmente las más de 200 etiquetas que hay en la carta de vinos, 12 de las cuales son francesas. Y en la parte de champagne, se encuentra éso, y no espumante.

¿Qué probar? Sin duda, la “médula de cebolla” ($ 6.000), que va sobre una especie de tartaleta y todo sobre una base de espinacas y que es de esos platos que dejan en pausa, pensando en cómo alguien logra un resultado así, de esa calidad y sabor.

Pura felicidad para el paladar

También hay otros apetizers que valen la pena probar, como por ejemplo, la “terrine de foie gras”, acompañada de una mermelada de kumquat (fruto cítrico) y una reducción de kimchi ($ 9.500), que sale de la norma de los típicos foie grass.

Ineludibles son sus “huevos trufados” ($ 6.000), que el chef pensó como una pasta trufa negra con tocino y aceite de trufa sobre una delicada tostada y coronada por un huevos pochado.

De fondo, vale mucho la pena probar el “voul a vent de cola de buey” ($9.500), que es una carne guisada que se desmenuza sola y que viene adentro de una especie de canastillo de hojaldre, pero uno que tiene verdadero sabor a mantequilla, como el que se comía en la infancia, hecho con las perfectas manos de las abuelas.

Y en los vinos hay que dejarse asesorar por “don Héctor” y/o por su sommelier ayudante, una canadiense que sabe mucho y que son infalibles en las recomendaciones de sus cuantiosas y originales botellas.