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Las mejores picadas coreanas de Patronato

La calle Antonia López de Bello, entre Loreto y Patronato, concentra los sabores de Corea como ningún otro barrio de Santiago. Ahí hay restaurantes, pastelerías, supermercados y hasta una carnicería que convidan a probar esa gastronomía, especiada y picante.. La oferta es variada, pero aquí va una selección de lugares que no debes dejar de […]

María Ignacia Concha

La calle Antonia López de Bello, entre Loreto y Patronato, concentra los sabores de Corea como ningún otro barrio de Santiago. Ahí hay restaurantes, pastelerías, supermercados y hasta una carnicería que convidan a probar esa gastronomía, especiada y picante..

La oferta es variada, pero aquí va una selección de lugares que no debes dejar de visitar para innovar y salir de las típicas preparaciones chilenas.

Parrilladas a la coreana

El dueño del restaurante Hansoban, Alejandro Chang, cuenta que en Seúl y otras ciudades grandes de Corea del Sur, su país natal, casi todos viven en departamentos y que no hay espacio ni tiempo para hacer un asado a la chilena, de esos que toman dos o tres horas en estar listos. Por eso surgieron allá los locales como el que instaló, hace menos de un año, en la calle Río de Janeiro, casi al llegar a Antonia López de Bello. En este lugar, las mesas tienen un orificio al centro, donde el garzón coloca carbón y, encima, una parrilla. Luego, lleva a la mesa cualquiera de las carnes marinadas que pida el cliente: puede ser lomo de vacuno ($ 18.000) en salsa de soya o pollo en una salsa semipicante ($ 15.000). Son porciones que alcanzan para dos o tres y la gracia es que aparte llegan a la mesa acompañadas de varios pocillos con acompañamientos (llamados banchan), como arroz, kimchi –esa col macerada de gusto penetrante-, tofu y algas.

No se preocupe del humo ni del olor, porque arriba de cada mesa hay un extractor de aire que impide que se impregnen en la ropa los aromas del carbón o de los aliños.

En ese local todo es made in Korea, hasta el agua mineral que sirven. Incluso los helados: hay una nevera desde la que puedes sacar la versión coreana del chocolito o del loly pop.

Cocina sabrosa

A media cuadra del Hansoban hay un restaurante un poco más sencillo, pero de gastronomía reconocida por coreanos, chilenos y turistas que pasean por esta zona capitalina. De hecho, es común escuchar diferentes acentos, incluidos el español y el inglés, en este lugar llamado Sukinei.

El ambiente adentro es sencillo. Mientras esperas tu plato, lo mejor es pedir un agua de aloe vera, refrescante y levemente ácida, con un toque de limón y de azúcar ($ 1.200). ¿Para comer? La carta es amplia e incluye varios platos muy picantes. Si se visita por primera, lo mejor es optar por el “chapche bap”, un plato de fideos transparentes salteados con trozos grandes de champiñones, verduras y un poco de carne ($ 4.500).

Los platos son contundentes y, al igual que en Hansoban, vienen acompañados de diferentes pocillos con agregados, como kemchi, calamares deshidratados remojados en salsa agridulce y algas.

Chicken Story

Pollo con un toque asiático

Para los fanáticos del pollo frito, hay una sorpresa coreana. En Chicken Story, un local sencillo, decorado en madera y ladrillos a la vista, sólo venden este plato en diferentes variedades. Lo más pedido ahí son los trutros de ala dorados y crujientes acompañados de papas fritas caseras y salsa agridulce ( $9.900). La porción es gigante, así es que alcanza perfectamente para dos o tres comensales.

También hay pollo frito bañado en una salsa agridulce semipicante para los que quieren experimentar un poco ($ 11.900). ¿Para acompañar? Pide uno de los jugos naturales con combinaciones fuera de lo común que hay ahí. Por ejemplo, el golpe de energía que aporta la combinación de betarragas, manzana,  zanahoria y unas gotitas de limón ($ 2.500).

Delicias dulces

A pocos pasos hay una alternativa para terminar con un gustillo dulce en el paladar. En la pastelería y cafetería Había una vez las tortas son coloridas y los pasteles, esponjosos. Pruebe los muffins o queques de té verde (entre $ 800 y $ 1.400), con un suave sabor a esa infusión y poco azucarados.

Había una vez

También hay un cheescake de arándanos ($ 2.600) muy tentador y un queque de mango suave y esponjoso ($ 1.000).

Los productos son para llevar o se pueden desgustar en el local. Ideal para acompañarlos es el té de jengibre con miel ($ 1.500), que se puede pedir en versión fría o caliente.

En este barrio también hay una opción para los que se animen a preparar algunos de estos platos en casa. En el supermercado Assi Market hay de todo para esos fines, desde algas y fideos de arroz hasta aliños y mariscos congelados provenientes de Corea. Para golosear, lleva las barritas de arroz endulzado con miel (similar a los Natur) que en ese país asiáticos los niños consumen como colación ($ 2.000).

 

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