Los restaurantes en Lima se especializan en comida de la costa, la sierra y la selva, pero también según su influencia, que puede ser china y japonesa, entre otras. Sigue esta guía y habrás comido todo lo que ofrece Perú en materia gastronómica.

---

Perú es mucho más que comer ceviche. De hecho, en Lima los restaurantes se especializan según las zonas geográficas -costa, sierra y selva- pero también según las influencias de los inmigrantes, entre ellos, los chinos y japoneses.

Este listado te servirá como guía para no perderte entre tantas opciones y sabores.

Y pese a que en Chile se come harto “peruano” hay platos que se pueden probar allá y que no encontrarás acá en ningún local, como la de la selva.

1. Antigua Taberna Queirolo, para desayunar como virrey

Pan crujiente, jamón de cerdo con cebollita, café de grano y jugo de papaya. Estos son los protagonistas del desayuno limeño, el típico y más criollo que se pueda encontrar en Lima.

Está en la Antigua Taberna Queirolo -de la familia del mismo apellido- en el distrito de Pueblo Libre, a 20 minutos en taxi de Miraflores, y puedes llegar a partir de las 8.30 AM, todos los días.

El local tiene más de 130 años, de hecho, cuenta la historia que fue fundado por una familia italiana al terminar la Guerra del Pacífico.

Si se te antoja un desayuno más contundente, la taberna también es famosa por su “cau-cau”, una delicia hecha de guatitas, arvejas, papa amarilla y arroz.

¿Quieres pasear después del desayuno? A pasos está el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú.

Y puedes conocerlo con un guía que, en 45 minutos, te dejará como un entendido en historia peruana.

2. Museo Larco, arqueología + comida gourmet

No hay que ir a Cusco para conocer las maravillas de las antiguas civilizaciones peruanas, porque este museo de estilo colonial es de primera categoría y guarda 30.000 objetos la cerámica y oro de la Cultura Moche, que reinó el norte del Perú por cinco siglos.

También está en Pueblo Libre y pocos lo visitan. Pero no saben lo que se pierden, pues adentro, además, hay un restaurante de mantel largo.

Luego de la visita, tómate una foto en el jardín de buganvilias que rodea la casona y camina hacia el restaurante del museo.

¿Dos platos notables? El “piqueo limeño”, un plato que viene con varios picoteos y que trae un tamalito verde (especie de humita), causa rellena de pollo, yucas a la huancaína, anticucho de lomo y pastel choclo, todo en pequeñas porciones.

El otro es el “risotto norteño”, una pierna de pato en salsa de aguaymanto (physalis) y acompañada con risotto al zapallo loche, chicha de jora (maíz) y ají amarillo.

Y para beber, depende: si Lima te recibe con sol, recomendadísimo está el “maricucha” (pisco y jugo de maracuyá), pero si está nublado, viene mejor una “algarrobina”, un pisco con ese jarabe del algarrobo, que tiene un dulzor similar a nuestra vaina.

3.El Merlín de Cabo Blanco, con un ceviche para no olvidar

Si pensamos en Lima, pensamos en ceviche. Y lugares para probarlo hay miles.

Sin embargo, el del restaurante El Merlín de Cabo Blanco -ubicado en San Isidro, cerca del mall Real Plaza Salaverry– tiene un sello distintivo: una crema hecha con tres ajíes (limo, rocoto y amarillo) que baña el pescado crudo recién traído del Terminal Pesquero, con el toque preciso de limón, choclo y un camote dulce, muy dulce.

Además, con la atención que brindan sus dueños, Silvia y Alejandro, sabrás por qué en Lima se dice que la gente del norte peruano es la más amable: ellos son de Trujillo y Piura.

¿Con sed? Una cerveza “Pilsen Callao” acompaña perfectamente, especialmente si hay sol. Y para los niños, la chicha de choclo morado dulce que preparan con la misma receta desde hace 20 años, es carta asegurada.

4. La Estrellita del Sur, donde se prueba el rocoto como nunca

Los arequipeños, de la sierra sur de Perú, son conocidos en Lima por preparar este “rocoto relleno” como nadie.

Y lo puedes encontrar en este restaurante, La Estrellita del Sur, a medio camino entre Miraflores y la Plaza de Armas, con la misma receta de hace 50 años.

Este ají rojo que pica bastante es horneado con paciencia, para que pierda su picante pero no el sabor. Luego lo rellenan con carne, huevo y pasas, y todo eso se acompaña con un pastel de papas, que lleva anís y sésamo.

Para beber, escoge una jarra para dos de chicha rosada de maíz, muy suave.

¿Y de postre? El “queso helao“, una especie de helado, típico del centro de Arequipa, con sabor similar al arroz con leche.

Pide de recuerdo una banderita de Arequipa: sus ciudadanos se sienten tan orgullosos de su tierra, que hasta dicen ser un país aparte.

5. Villa Chicken, el sabor original del pollo a la brasa

Es el plato favorito de las familias limeñas, y es pecado dejar la capital peruana sin haber devorado un cuarto de jugosa pechuga de pollo, con abundantes papas fritas y ensalada de tomate, pepino, rábano, lechuga, palta y zanahoria, bañada en vinagreta.

La gracia de esta cadena es que acaba de abrir un nuevo local en el Parque Kennedy, manteniendo la sazón de las pollerías de barrio, pero en pleno corazón de Miraflores.

Y también porque puedes acompañar las papas fritas con muchos tipos de salsas: kétchup, mayonesa, chimichurri, ají amarillo y zarza criolla (con cebollita picada y ají).

Para beber, la chicha morada es el acompañante eterno del pollo a la brasa. Pero si lo tuyo es el limón, la limonada fresca y dulce también es una opción.

6. amáZ, el Amazonas en un plato

Hay un gran motivo para visitar este restaurante en Miraflores: comida como ésta, de la selva, no la encontrarás en Chile.

A saber: la comida de esta zona se concentra en la carne de cerdo de sajino, un animal propio de la selva peruana y que muy típicamente se come ahumado.

Y lo primero que te sorprenderá para bien en este local es la decoración toda en madera y tonos verdes, que te hará sentir como en Iquitos, el corazón de la Amazonía peruana.

¿Platos estrella? El “tacacho”, una bola de plátano frita y chicharrón que se acompaña con filete ahumado de sajino. Y si lo tuyo es el arroz, está el “juane”, uno que se une con pollo y va envuelto en hoja de plátano.

Además, en este restaurante las bebidas son una experiencia en sí: elige entre los jugos de frutas exóticas, como camucamu (gusto a ciruela pero aún mejor), cocona y carambola (fruto muy dulce, amarillo, con forma de estrella).

7. Panchita, sazón de la Lima negra 

La influencia africana en la capital peruana es de tiempos de La Colonia, cuando llegaron los esclavos al entonces Virreinato del Perú.

Y el plato estrella de la “Lima afro” en este restaurante de Gastón Acurio, el Panchita, es la “carapulcra con sopa seca”, una especie de guiso que lleva cerdo, maní, canela, ají y papas secas, y se acompaña con tallarines y trozos de yuca.

Para finalizar y pasar bien el plato con cerdo, haz lo que la tradición limeña manda: beber un shot de pisco.

8. Wa Lok, en el “Chinatown”

Hay más de un millón de peruanos con ascendencia china en el Perú y por eso, tienen un pequeño “China Town” en el centro histórico de Lima, al estilo de San Francisco. EE.UU.

Visita las calles Capón y Paruro del centro, porque ahí encontrarás decenas de restaurantes “chifas”, como le dicen a los restaurantes que ofrecen especialidades chino-peruanas.

Vale la pena ir directamente al Wa Lok, que cada año gana en los ranking de los restaurantes más sabrosos de toda la capital peruana.

Aquí destacan los bocaditos chinos rellenos de carne y de suave masa de arroz al vapor, y los saltados especiales con hongos negros.

Pero si prefieres las sopas, pide la “fuchifú”, con clara de huevo, pollo picadito y fideo de arroz, que es un cariñito al estómago.

No olvides tomarte una foto en el gran arco chino en la esquina de Capón y Andahuaylas.

9. Edo Sushi-Bar, manjares peruano-japoneses

Degustar sushi con un toque de crema de ceviche es el ejemplo perfecto del matrimonio culinario entre peruanos y japoneses.

Y un lugar ideal para comer algo así es Edo Sushi-Bar, que está a 15 minutos del Club de Golf de Lima, en el sector de Magdalena del Mar, pegado a San Isidro.

Además del acevichado, otro enrollado notable es el “kinoko maki”, hecho de palta y langostino empanizado, envuelto en tenkatsu y coronado con crema de hongos y especias japonesas.

Si prefieres probar arroz en otra preparación, un plato notable de fusión es el “yakimeshi chalaco”. Es arroz frito con toques peruanos, pejerrey y calamar traídos y preparados a la costumbre del puerto del Callao.

10. El Tío Mario, basílica del anticucho limeño

Cuando hablamos de anticuchos, probablemente estés pensando en el tradicional dieciochero. Pero el peruano es totalmente distinto: su carne es de corazón de vaca, bien sazonada y se acompaña de papas, choclo cocido en coronta y salsa anticuchera.

Qué mejor que ir a probarlo a Barranco, el distrito bohemio y hipster de Lima, y donde está el Tío Mario, una institución si de corazón se trata.

Recomendable es ir de noche, para luego cruzar el famoso Puente de los Suspiros. La leyenda dice que si una pareja lo hace conteniendo la respiración, permanecerán juntos por siempre.

11. Dulcería Santa Rosa, los postres de las abuelas limeñas

El ABC de los postres limeños se encuentra en la Dulcería Santa Rosa, ubicada en el distrito de Magdalena del Mar a pasos del malecón.

Ahí, la familia Scheelje Luna prepara desde hace medio siglo 30 variedades de postres.

En las vitrinas verás desde un “arroz zambito” -similar al arroz con leche, pero con chancaca, pasas y nueces pecanas- hasta la “mazamorra de choclo morado”, parecido a una compota, con harta maicena y dulce como el choclo de ese color.

Obviamente hay cosas más “manjarosas”, como el “dulce de manjar blanco” y su clásico “suspiro a la limeña”, hecho con manjar blanco y un toque de Oporto en el merengue, tal como dicta la receta original.

Y otras de las especialidades es el “ranfañote”, un postre colonial hecho de pan frito bañado en miel de chancaca con trozos de nueces.

12. Gran Hotel Bolívar, el pisco sour oficial

Varios hoteles del centro histórico se adjudican “el primer pisco sour de Lima”. Pero el más popular y republicano está en el bar del Gran Hotel Bolívar, en plena plaza San Martín.

Y puedes probarlo en su tamaño “normal”  o “catedral”, aunque cuidado con pedir una segunda copa muy rápido, porque el efecto tarda en llegar, pero siempre llega.

Opta por tomarlo en la terraza con un “piqueo mixto”, de brochetas de pollo, chicharrón, aceitunas, queso, tequeños y bolitas de yuca.