El primer bailarín estrella del Ballet de Santiago se luce por estos días como Drosselmeyer en Cascanueces. Como su tiempo libre lo divide entre Argentina y Chile, sugiere panoramas aquí y allá. ¿Imperdibles? Conocer el Teatro Colón de Buenos Aires y visitar Iquique. 

Por Evelyn Briceño O. 

¿Qué dato entregas de tus vacaciones? “De Iquique, que me gusta porque ese contraste entre mar y desierto me provoca calma. El restaurante El Wagón (Thompson 85) tiene unos pescados frescos que no llegan a Santiago”.

¿El restaurante ideal? “Dos: Tiramisú (I. Goyenechea 3141), donde me encanta comer pizza con rúcula, y Osaka (I. Goyenechea 3000), con su sushi maravilloso. A fines de los 90 fui a Japón y de ahí en adelante quedé con ganas de seguir probando sabores de allá”.

Rincón imperdible en Buenos Aires: “La librería El Ateneo, que está en un antiguo teatro. Lo que era el escenario, ahora es una cafetería, ideal para tomar algo, leer y estar en un ambiente único (Santa Fe 1860). El otro es el Centro Cultural Kirchner (Sarmiento 151), que se inauguró hace poco con tecnología de última generación”.

¿Música para relajarse este finde? “La de Joan Manuel Serrat. Tengo tres hermanos mayores y conocí su música a través de ellos. Ya más grande empecé a entender mejor lo que dicen sus canciones. También me gusta mucho Susana Rinaldi, una gran cantante de tangos, muy revolucionaria en su época. Los escucho en un pendrive que conecto a la radio del auto y me acompañan, sobre todo en los tacos”.

¿Una serie para engancharse? “He hecho maratones de algunas, como Downton Abbey y Grand Hotel. Las veo primero en Netflix y después me las compro en DVD para coleccionarlas”.

¿El teatro más lindo del mundo? “El Colón de Buenos Aires (Cerrito 628). Su arquitectura es majestuosa y su acústica, perfecta”.