Espacio para el ballet
Por Damaris Torres
Innovadora en sus clases de ballet, la ex bailarina argentina y actual directora del centro Espacio Imagine, Jimena Loffredo (38 años), mezcla la rigurosidad de la técnica clásica con juegos para que los niños se concentren y aprendan. Hace seis años, abrió esta academia en el corazón del barrio Italia, donde también se imparten zumba y pilates, entre otros.
—¿Por qué se usa el rosado en el ballet?
—Es para ver el cuerpo de la niña. Una ropa ajustada de ese color permite descubrir problemas a la columna y a las rodillas, por ejemplo. Lo mismo ocurre con las zapatillas de ballet, que sirven para ver cómo pisan, la postura o si tienen pie plano.
—¿Por qué enseñarles ballet clásico a los pequeños?
—Con el baile ellos aprenden a relacionarse con su cuerpo y la danza clásica les entrega disciplina y orden.
—¿Es complicado enseñarles a niños?
—Sí, porque no mantienen la atención por mucho tiempo. Por eso, yo tengo mi propio método para mantener la concentración: les hago juegos con pañuelos y ula ula y uso la gestualidad en la cara para imitar animales. Con eso logro que se estén moviendo.
—¿Es difícil para los papás llevar a sus niños tan chicos?
—No, al contrario. Nos pidieron bastante tiempo que partiéramos a los dos años con las clases. Veían que las niñas se sentían seguras en ellas, porque estoy siempre yo y una ayudante para preocuparse de sus necesidades.
—¿Cómo saben cuando un pequeño tiene talento?
—Se nota en su entusiasmo, postura y flexibilidad.
—En las antiguas escuelas, mientras más lejos los papás, mejor. Tú los incorporas a las lecciones. ¿Por qué?
—Pasados los 40 minutos de clase, los padres entran a la sala y bailan con sus hijos. Este “quiebre” en la rutina hace que las alumnas se concentren de nuevo. Incorporo a los padres también, porque si ellos se conocen los pasos que estamos ensayando, pueden repetirlos en la casa con sus hijas.
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