Pareciera que fue ayer cuando se inauguró, pero esta semana se cumplen 10 de años del Centro Cultural Gabriela Mistral, conocido por todos simplemente como GAM.
Se inauguró el 4 de septiembre de 2010 y de esa manera le volvió a dar vida al edificio de la Alameda donde se emplaza, uno que el presidente Salvador Allede mandó a construir para albergar la Tercera Conferencia Mundial de Comercio y Desarrollo de las Naciones Unidas, UNCTAD III.
Una década después, el GAM está convertido en uno de los epicentros culturales de Santiago y lugar obligado para disfrutar de teatro, música, danza, artes visuales y otras expresiones artísticas.
Para homenajearlo en este cumpleaños tan significativo, invitamos a el equipo del GAM a compartir historias desconocidas por muchos de estos 1o primeros años.
Son algunas de las que podrás encontrar en un libro de 200 páginas a todo color, que saldrá pronto, y que recoge datos anecdóticos, historias, fotografías y entrevistas a arquitectos, artistas, comunidades y público desde 1970 a 2020.
Acá un adelanto para celebrar al GAM en sus 10 años.
Una osa que dio que hablar
El 2013 se presentaba en GAM el espectáculo Laszlo y Koqoshka, una obra que formaba parte del Ciclo de Circo Contemporáneo. En la ficción de la obra, un domador y su osa llegaban desde Transilvania a Chile para preservar su tradición y demostrar cómo se puede encantar a un animal a través de la ternura y la música.
El público estaba encantado con el humor y acrobacias del montaje y con la osa que bailaba y hacía piruetas al estilo de los animales amaestrados de los circos antiguos.
Sin embargo, llegó a oídos del Servicio Agrícola y Ganadero, que había una osa en un espectáculo, por lo que mandaron a peritos a sacar un parte a la institución el GAM. Además, los medios de comunicación llamaban para preguntar cómo se alimentaba a una osa y los cuidados especiales que requería un animal exótico.
GAM tuvo que explicarle a todos que la osa, si bien tenía un pelaje envidiable, era interpretada por una actriz dentro de un traje.
De ascensorista a Premio Nacional
El dramaturgo y director teatral, Ramón Griffero, ganador del Premio Nacional de Artes de la Representación 2019, tenía 20 años, estudiaba Sociología y consiguió su primer trabajo: fue en el edificio del GAM en los años 70, cuando se inauguró con sede de la UNCTAD III.
Él quería asistir a esas conferencias mundiales que hablaban en la prensa, y como hablaba inglés, aceptó ser el ascensorista de la torre que albergaba a las delegaciones internacionales invitadas.
Relata que con el compañero que hacía turnos, se pusieron de acuerdo para bloquear el quinto piso. Allí se alojaba la delegación norteamericana que entonces bombardeaba Vietnam.
A ellos los dejaban en el cuarto, una manera de boicot personal. Cuando se topaba con el presidente Allende en el ascensor, éste siempre le decía: ‘Avanzar sin transar’.
Hasta hoy guarda con orgullo su identificación como ascensorista y el diploma que le entregó el secretario general de Naciones Unidas, por su contribución al desarrollo de esa conferencia.
Primeros rayados
GAM llevaba poco tiempo inaugurado cuando se produjeron las movilizaciones estudiantiles de 2011. En una de las protestas se tuvo la encrucijada de dejar o no las puertas abiertas. Se optó desde ese día y para siempre por no cerrar los accesos.
Entraron hordas de jóvenes, que inundaron todo el centro cultural. Incluso, el personal tuvo que esconderse ante un posible peligro. Fue la primera vez también que se rayaba la nueva y flamante fachada de la institución.
Sin embargo, al día siguiente, alrededor de 40 alumnos de la Facultad de Química y Ciencias Farmacéuticas de la Universidad de Chile, acudieron al frontis del GAM para limpiar todos los rayados. Los jóvenes prepararon mezclas de químicos industriales con productos que les donaron sus profesores, y pese a que estaban en toma, quisieron realizar esta campaña solidaria.
El noble hecho quedó registrado en la portada de un medio de comunicación bajo el título “Campaña Química limpia: Alumnos en toma limpian rayados del frontis del GAM”.
Limpieza mística
El edificio tuvo épocas complejas tras el Golpe Militar. La Junta de Gobierno tomó posesión de las instalaciones, cerró sus accesos, blindó sus ventanales y lo bautizó como ‘el Diego Portales’. Durante ocho años, Pinochet se dirigió desde allí al país y tenía su propio dormitorio en la torre aledaña.
Tras el incendio de 2006, se define devolver el edificio a la ciudadanía, y el 2010 abre GAM como centro cultural. El primer año, sin embargo, los trabajadores y guardias sentían muchos ruidos de noche y sentían presencias. Muchos además comenzaron a enfermarse seguido, tenían accidentes laborales menores y afirman que no lograban atraer a niños y gente joven a las actividades.
Un invitado a un seminario de ese año, comentó que veía una energía negativa en el sector, un hoyo negro que tenía muchos años. Por lo tanto, para el primer aniversario de GAM, se propuso una hacer una limpieza. Se llamó a una maestra de Reiki y se le pagó gracias a una colecta entre los trabajadores. La maestra sanadora, al hacer la limpieza, percibió la negatividad de la historia reciente, pero además percibió gente estancada, posiblemente muerta en forma trágica desde la época de la conquista. Al estar a los pies del cerro Santa Lucía, habrían ocurrido allí muertes violentas de indígenas.
Dicen que a los pocos días, las obras familiares comenzaron a llenarse de niños y llegaron las emblemáticas comunidades de jóvenes a bailar a los patios.
Producción de desnudos
GAM ha tenido regularmente artistas sin ropa sobre sus escenarios. Coreógrafos y directores han expresado la belleza o crudeza del cuerpo humano en distintas obras a lo largo de la historia del centro cultural. Esta libertad de expresión de creadores, ha producido diversas reacciones en el público, en la prensa y en los propios trabajadores.
El 2014 se presentó La muerte del príncipe, una obra de Fernando Pessoa, que ponía al fornido actor Eyal Meyer colgado en cadenas en escena y desnudo. Fue primera vez que las productoras de GAM se pelearon por estar a cargo de un montaje.
Asimismo, se estrenó ese año La noche obstinada, donde siete intérpretes estaban la mayor parte de la obra sin ropa. Para la primera foto, hubo que pedirle al director argentino que tratara de cubrirlos un poco, porque había llegado un medio de prensa más conservador. Éste le gritó inmediatamente a sus bailarines que se arropen.
Seguido, llegó otro medio más liberal y al explicarle la situación, él no dudó en gritarles a todos: ¡ahora todos en bolas!
También se estrenó La idea fija, un espectáculo de danza con mucha piel. Uno de los intérpretes no dudó en bajarse los pantalones, para que la productora chequeara si le había quedado perfecta la depilación.
También con No cubrir, una obra donde había un adulto mayor sin ropa en escena moviéndose. Al hacer el video de promo, GAM fue bloqueado por meses en Facebook por exhibir material impropio.
Encontré a mi padre en una exposición
El 2011, se inauguró la exposición Imágenes indelebles, de Koen Wessing, un fotoperiodista holandés que decidió viajar a Chile para registrar el abuso de poder en las calles de Santiago tras el Golpe de Estado del 73. Con su cámara capturó valiosas fotografías en blanco y negro de prisioneros del Estadio Nacional.
En el libro de comentarios de GAM, un visitante escribió: “Es mi padre, por favor contáctenme”.
Efectivamente, un espectador había reconocido a su padre en una fotografía. La imagen lo mostraba con una frazada bajo su brazo caminando aterrorizado por el estadio, mientras un militar mantenía su metralleta en alto.
Wessing un pudo saber lo que sus registros produjeron en los chilenos, pues murió pocos meses antes de la inauguración de esta exposición.
Historias de amor
El 2019 GAM publicó en redes sociales un concurso para contar historias de amor en el edificio. Llegaron más de 50 relatos de cómo el público ha salido poloeando tras ver una obra, coqueteos en biblioteca, desilusiones en las plazas, refugio para enamorados prohibidos y hasta matrimonio.
Claro, porque Daniela y Adolfo se conocieron en la escuela de derecho y sus caminatas siempre terminaban por algún motivo en GAM. Para ellos siempre fue un ícono de la ciudad. Allí se enamoraron y tras 9 años de pololeo, decidieron contraer matrimonio.
Una de las primeras actividades como recién casados, fue ir a tomarse unas fotos en los espacios del centro cultural que propició esa unión.
Supe que mi padre no estaba muerto
La dramaturga Lola Arias realizó un taller en GAM para que hijos nacidos durante la dictadura reconstruyeran las historias de sus padres a través de fotografías, cartas y grabaciones. Durante la recopilación de esos testimonios, una participante contó que desconocía la identidad de su padre y que pensaba que estaba muerto.
En el taller fue uniendo cabos sueltos y convirtiéndose en detective de su propia historia. Un día, y para sorpresa de todos, dio con la pieza que faltaba: su padre existía, estaba preso en Temuco y era carabinero. Así, 23 años después, ella pudo conocer su propia historia y aceptarla.
Todo el proceso de su búsqueda se compartipo con el público en la obra de teatro El año en que nací, que se estrenó en 2012, y que provocó llantos y abrazos inesperados del público hacia los actores.
Limpieza y energía ante todo
En 22 mil metros cuadrados que tiene el edificio del GAM, la mantención para que todo esté impecable para el público no es tarea fácil. Un contingente de 26 mujeres y hombres forman el servicio de aseo diario.
En un mes, se usan por ejemplo 245 rollos de papel higiénico industrial de 600mts. cada uno, 5 litros de desinfectante a base de amonio cuaternario de hierbas silvestres que se diluye para desinfectar baños, 8 litros de limpiador multiusos para superficies, 7 litros de Titan 9, un limpiador para suciedad profunda que sirve para los pisos de las plazas y 5 litros de jabón líquido para recarga.
El edificio posee 102 extintores y desde el 2016, se instalaron 200 m2 de techos solares en el edificio, un proyecto del Ministerio de Energía que genera electricidad suficiente para abastecer 70 casas y que produce un ahorro de un 10% de la energía.
Polémica exposición
El 2014, el artista visual Francisco “Papas Fritas” presentó una autodenuncia ante el Juzgado de Garantía de Santiago en la que afirmó ser el responsable de la quema de documentos de cobro de la Universidad del Mar por un monto que ascendería a 500 millones de dólares.
El drama de los estudiantes de la universidad, cerrada por el Ministerio de Educación, hizo que el artista planificara metódicamente la manera de destruir las letras de cambio y pagarés que pesaban sobre alumnos. Según él, logró recolectar los documentos desde las “bóvedas” del recinto y los quemó. En GAM expuso las cenizas de dichos papeles junto con los materiales que usó para encubrir sus acciones. La intervención se llamó Ad Augusta per Angusta, que retoma el lema de la universidad.
En su escrito el artista solicita al juzgado que aplique sobre él todo el peso de la ley, y que lo soportará con la frente en alto.
La PDI llegó a GAM e incautó las cenizas para encontrar al responsable de esta “performance”. Sin embargo, tres meses después, los alumnos de la universidad declararon que ellos habían quemado los polémicos pagarés, hecho que fue confirmado off the record por el artista visual.