Por Evelyn Briceño
El cantautor chileno presenta este viernes 8 su disco Brotes en la Sala Máster, en Miguel Claro. Sugiere almorzar en La Burguesía y escuchar al Rulo.
—¿Almuerzo relajado de fin de semana?
—“En La Burguesía, especial para ir con los amigos (Santa Magdalena 99, L. 3). Ahí me gusta una hamburguesa que se llama ‘blue/pera’, agridulce, con queso azul, tocino crocante y pera cocida”.
—¿Un rincón perdido al que viajar?
—“Pronto voy a ir con mis primos a un lugar bien aislado en la Patagonia. Se llama Puerto Sánchez y es ideal para ir a comer cordero al palo y disfrutar del paisaje, justo frente al lago General Carrera y muy cerca de las catedrales de mármol”.
—¿A qué otro cantautor chileno seguirle la pista?
—“Al Rulo. El año pasado rayé con su disco Vendaval. Me siento identificado con él en eso de mezclar la música de raíz con sonoridades nuevas, como hacer un vals peruano con guitarras eléctricas”.
—¿Otro disco imperdible?
—“El último de los estadounidenses Grizzly Bear, Painted ruins. Los sigo hace rato y han influido bastante en lo que hacemos con mi proyecto paralelo, la banda Hausi Kuta. Lo escucho en Spotify; ya me entregué a ese sistema”.
—Pero si quieres comprar un disco físico, ¿dónde ir?
—“A La Tienda Nacional (Merced 369). Lo mejor de ahí es que atienden ‘un siete’. Además, hay libros: de hecho, lo último que compré en el local es la versión ilustrada de Historia de un Oso, que le regalé a mi sobrino Domingo”.
—También tienes una faceta de actor. ¿Qué obra recomiendas?
—“Una sobre Violeta Parra que está en el GAM: En fuga no hay despedida. Me encantó, porque es muy intensa y refleja de buena forma cómo era Violeta”.