La ciudad como un museo al aire libre, eso fue lo que creó el colectivo Museo de la Dignidad, uno que nació al alero de las movilizaciones sociales, y que está compuesto por siete amigos que enmarcan los graffitis, murales y serigrafías que aparecen a diario -desde el 18 de octubre- en las paredes de Santiago.
“Nuestra intención es conservar estas piezas, porque muchas de ellas desaparecen al día siguiente”, cuenta Juan Pablo Prado, parte de esta agrupación que se autofinancia y que fabrica manualmente los marcos dorados que podrás encontrar en la llamada zona cero.
¿Su criterio de selección? Que no sean mensajes violentos y que tenga relación con la palabra dignidad, tal como se ha renombrada a la plaza Italia. De hecho, las 14 “obras” enmarcadas hasta el momento, las encontrarás desde esa área hasta la zona del GAM y Lastarria.
Y su impacto ha sido increíble. Todos quienes pasan frente a uno de los cuadros se detiene a mirarlo, sacan fotos o posan con ellos tal como si estuvieran en una galería de arte.
Incluso, el día que amaneció la Plaza Baquedano pintada de verde, se respetó el collage sobre muro que hizo el artista urbano Caiozzama, en el edificio de la Telefónica, ese en que se ve a Jesús con un parche en el ojo.
Caizzama no es el único artista que verás en las paredes, también te encontrarás con Paloma Rodríguez, León Rojas, Miguel Ángel Kastro, Álvaro Arteaga, Oscar Núñez y Fab Ciraolo, entre varios otros.
Imperdibles del Museo de la Dignidad
Cuando estés por esa zona, lleva el Instagram del Museo de la Dignidad abierto, porque ahí encontrarás el detalle de las “obras”, como el nombre de quién la hizo y la técnica que usó.
Independiente de donde partas el camino, buena idea es que te detengas a mirar el collage sobre muro de Fab Ciraolo, que está en el GAM, y que muestra a la Premio Nobel de Literatura Gabriela Mistral, vestida con jeans y polera, y una bandera de Chile negra. Es el más grande que han enmarcado, de hecho tiene más de dos metros de alto.
En el centro cultural también está la serigrafía de Camilo Catrillanca que pegó el colectivo Serigrafía Instantánea, y el collage de la Santísima Dignidad, de Paloma Rodríguez.
Si te mueves a Lastarria, no te puedes perder la ilustración digital que realizó Miguel Ángel Kastro, quien recreó una versión nacional del Guernica, que Pablo Picasso pintó en 1937 (foto principal).
En la misma esquina de Lastarria con calle Rosal te encontrarás con la pintura caligráfica del artista Rojas León, que dice “no estamos en guerra, estamos unidos”.
Ahora, si caminas hasta el acceso principal del Teatro de la U. de Chile, podrás ver a Pablo Woltron, con su impresión de tinta sobre papel, y si avanzas una cuadra hacia el oriente (en el edificio de la Telefónica), verás una fotografía ampliada que tomó Carmen Paz, en la marcha del 25 de octubre que reunió a más de un millón de personas.