—¿Dónde no hay que dejar de ir en Haití?
“Si tengo que elegir un lugar, me quedo con Bassin Blue: tres cascadas en medio de las montañas, muy cerca de Jackmel, la capital cultural del país. Haití significa montañas sobre el mar y en ese lugar encuentras tranquilidad y una naturaleza cargada de sentido, porque ahí está la vida: el agua pura”.
—¿Y en Islandia?
“Allá recomiendo hacer la carretera de circunvalación, que da la vuelta al país. Son 1.340 km que te llevan por una infinidad de paisajes únicos por su pureza y grandiosidad. Los puedes hacer en más o menos 10 días y por caminos en excelente estado, alquilando una casa rodante, lo más bonito y barato”.
—¿Qué hacer apenas vuelves a Chile?
“Correr a la casa de mi mamá en busca de comida casera. ¡Siempre le pido paltas! Después, me doy un gustito con las ostras y erizos de La Pesca de los Mekis (José Alcalde Délano 10660). ¡Me encantan!”.
—Mejor bar para despedirse o reencontrarse.
“Café San Juan (Av. Bilbao 769). Todo ahí es rico, pero lo que más me gusta es el ‘Deshuesado’, preparado por mi amigo Miguel ‘Maldito Barman’ Larraguibel, para mí el mejor de Chile. El otro es un bar que se acaba de inaugurar y que está muy bonito y entretenido: el Signore (Av. Vitacura 2615). Preguntar ahí por Matías Silva, quien los atenderá como reyes”.
—Un libro para acompañar las vacaciones.
“Seda, de Alessandro Baricco. Una linda historia de amor disfrazada de libro de viajes”.
—¿Un disco para viajeras como tú?
“En caminos largos o recorridos de naturaleza no puede faltar el estadounidense Micah P. Hinson. Mi canción favorita es Beneath the rose. Me gusta su música, su voz. Cada vez que lo escucho me transporta. Es mi disco para reflexionar las experiencias que voy viviendo”.