Se acerca marzo y, con él, el inicio “formal” del año. Es el momento para retomar todas esas promesas que se hizo en Año Nuevo y ponerlas en práctica. ¿Dónde ir a bajar esos kilos demás? ¿Dónde ir comer más sano? ¿Qué panorama hacer para compartir más con los hijos? FINDE seleccionó algunos lugares para concretar las metas que se fijó para este 2015.
Lugares para dejar el sedentarismo de lado
*Bailar para estar en forma. Si lo intentó con el axé, no hay caso con el reggaetón y la zumba se parece mucho a una clase de aeróbica, pruebe con un estilo que no muere: el swing. Es ese ritmo de los años 50 con muchos giros, movimientos de pies y caderas y un par de lifts para los más valientes. Swing Out Chile ofrece clases para alumnos en lugares que van cambiando. “Además de generar una energía positiva, el swing es una excelente manera de bajar de peso”, dice la profesora María Angélica Flores, que aprendió a bailar en Londres.
Otra opción es la pareja barcelonesa creadora de Swingtiago, Alex Mollà y Laura Bel. Llegaron a Chile el año pasado, llevan seis meses haciendo clases y ya tienen 35 alumnos estables. Tanto Swingtiago como Swing Out Chile se juntan a menudo en lugares públicos -como la Plaza de la Aviación- y, así, cualquier peatón puede disfrutar de un show gratis o sumarse al baile. ¿No tiene pareja? No se preocupe; se puede practicar con distintos compañeros.
*Entrenar como Massú y González. El Pitbull Training es ejercicio funcional del duro, a tal nivel, que se queman entre 750 y 1.000 calorías en una hora. También es potencialmente adictivo; si no, no habrían aumentado los alumnos de dos -cuando Ricardo Luna y Ronny Bortnic comenzaron en 2011- a los actuales 250. La idea fue de Luna, quien después de entrenar a Fernando González y Nicolás Massú, importó la tendencia extranjera. A diferencia del crossfit, que consta de un número fijo de repeticiones de ejercicios, el Pitbull Training no es monótono, porque aunque se usan siempre los mismos elementos -como cuerdas, martillos, neumáticos y TRX-, todas las clases son distintas. Además, en algunos ejercicios cada alumno trabaja a su propio ritmo y sin pesas, porque lo esencial no es sacar músculos, sino entrenar todo el cuerpo en intervalos cortos pero intensos. No en vano, la disciplina es conocida afuera como HIIT (High-Intensity Interval Training). Las clases son de lunes a sábado en Chicureo, Las Condes y Vitacura, y al principio un asistente acompaña durante los ejercicios para ir midiendo el ritmo cardíaco y la presión. Así, se evalúa si hay que disminuir la intensidad.
*Asanas voladores. ¿Qué desafío podría plantearse alguien que ya lleva tiempo a ras de suelo en yoga? Subirse a una especie de hamaca desde donde se puede trabajar la musculatura colgándose de unas manillas. Se llama aeroyoga y también involucra la práctica de asanas -o posturas- del hatha yoga, pero estando suspendido en el aire. Según Alfonso Santa María, instructor certificado de Aero Yoga Chile, “esta disciplina permite gozar de los beneficios de las posturas invertidas sin comprimir la columna vertebral. Los discos intervertebrales se liberan del peso y, así, los órganos se desintoxican al ponerse en circulación la sangre”. No se necesitan nociones previas de yoga, y las clases las imparten dos veces por semana itinerando en tres academias: Casa Cordillera (Ñuñoa), Yoga Lab (La Dehesa) y Sura Yoga (Vitacura). No se intimide por estar colgando en el aire: esta es una manera más lúdica de adentrarse en la práctica, porque el equipo se usa como soporte y ayuda a profundizar las posturas, evitando lesiones. Tanto así, que el aeroyoga también se usa como terapia de rehabilitación.
Salir a alimentarse sanamente
*Comer y comprar en La Fraternal. Desde su apertura en 2011 que este café ñuñoíno ofrece la experiencia completa: una carta vegetariana con productos orgánicos, talleres de cocina y una tienda orgánica. Según Katherine León, dueña del local, “el aumento de la conciencia por comer más sano -e idealmente orgánico- ha sido exponencial: partimos sirviendo seis almuerzos diarios, y ahora vendemos hasta 100”. A esa hora, su menú vegetariano ($ 3.800) incluye ensalada, fondo y postre, y desde la terraza donde se almuerza se ve una huerta de hierbas aromáticas que los niños pueden regar mientras esperan la comida. Para reforzar una alimentación saludable, La Fraternal además funciona como punto de entrega de cajones de frutas y verduras orgánicas y certificadas ($ 10.000), que se encargan con una semana de anticipación y se retiran los miércoles.
*Preparar antojos saludables. Debido al éxito de la convocatoria en su primera edición, en Rumbo Verde repetirán el 11 de marzo su taller de fabricación de helados de fruta sin lactosa ni azúcar refinada. Es una clase única entre 7 PM y 8.30 PM, que incluye los materiales, la degustación de lo preparado y tres maneras de fabricar los helados. Para eso se usan distintas máquinas, como la clásica Minipimer.
Aunque esta “empresa B” -que tiene certificación de conciencia social y medioambiental- partió en 2010 como una tienda de productos de limpieza ecológicos, en enero debutaron con talleres a pedido de sus clientes. “La educación siempre ha sido parte de nuestra misión, porque acá recién estamos tomando conciencia de lo importante que es una alimentación saludable”, explica Paulina Bentjerodt, socia fundadora de la empresa. Hasta ahora, las actividades han sido un éxito: al ser siempre de una sola clase, es más fácil comprometerse con el horario, y si los alumnos quedan con cualquier duda, pueden llamar o visitar el local.
Respecto del público, éste es mayoritariamente femenino, pero el curso de sushi vegano, por ejemplo, generó particular interés entre los hombres. Cualquiera sea el género, Bentjerodt recomienda ir de a dos por una razón muy simple: “Se motivan más a practicar lo aprendido en casa, y así tienen más probabilidades de generar cambios permanentes”. Los talleres se publicitan constantemente en su Facebook (Route to Green).
*Abastecerse sin gastar mucho. Comer orgánico no es barato, pero existen varios lugares con precios asequibles para llenar la despensa con comida saludable. Todos los miércoles y sábados, en la Aldea del Encuentro de La Reina abre la primera feria orgánica semanal de Chile: la Ecoferia. Una de las calles internas del recinto tiene casi 50 puestos de artículos orgánicos, y el número 28 destaca por sus mallas de jugosos tomates y porotos verdes de sabor intenso. Otro imperdible es el 14, donde siempre venden huevos frescos de gallina feliz (libres y alimentadas sólo con maíz).
Los locales del mercado natural Planta Maestra son otra opción para practicar la “cocina natural y en conciencia”, como dicen ellos. Tienen productos importados y nacionales, que incluyen desde los clásicos arroz y fideos integrales, hasta una variedad de “súper alimentos” (altos en vitaminas y nutrientes y bajo aporte calórico). Entre estos destacan, por ejemplo, el cacao -que no es lo mismo que el chocolate-, el açai, el aloe vera y la jalea real. Planta Maestra tiene tres sucursales en Providencia y Santiago Centro, y está pronta a abrir una cuarta en Holanda 069.
Actividades para compartir más en familia
*Danza árabe: las caderas no mienten. Aunque la dinámica tradicional es que los padres enseñan y los hijos aprenden, el que ambos asuman el rol de alumnos genera una complicidad automática. Es lo que nota Francisca García en su Estudio de Danza homónimo, donde no hay clases específicas para madres e hijas, pero la mayoría de las duplas entra a danza árabe. “Es la disciplina ideal para compartir, porque es menos acrobática”, explica García.
Como el baile se puede practicar a cualquier edad, hay parejas tan diversas como una madre de 60 con su hija de 30, y otra de 45 con su niña de 12. Además de compartir la hora y media que dura cada sesión, lo que más destaca García es que el vínculo se extiende fuera del estudio: “Llegan y se van juntas, buscan vestuario para la clase o van a ver algún espectáculo de danza árabe”.
*Mejorar el vínculo y el ritmo. Reforzar la relación madre-hijo desde la infancia es clave, y en el espacio integral de danza, arte y movimiento La Zíngara lo tienen claro. Para madres e hijos pequeños ofrecen un Taller de Vinculación enfocado en relacionarse corporal y afectivamente a través del movimiento y la danza, aprendiendo juntos una misma coreografía en la que dependen el uno del otro para realizar los pasos adecuadamente. Partieron en octubre del año pasado y la demanda va en aumento, al punto de que quedan pocos cupos para las clases que parten en marzo.
La directora del espacio, Sigal Stern, decidió hacerlas los sábados para compensar la ausencia de los padres por motivos de trabajo durante la semana. Las mamás con hijos de entre dos y ocho meses, en tanto, pueden hacer kangatraining. Creado en Austria el 2010, establece contacto físico a través del porteo (cargar al hijo pegado al cuerpo mientras se desarrollan otras actividades). Las clases trabajan la resistencia, flexibilidad y fortalecimiento muscular, enfocándose en piernas, brazos, abdomen, dorso, espalda y piso pélvico. Se trabaja con portabebés ergonómicos.
*Cabalgar en la precordillera. Para los amantes de las actividades outdoor, no hay mayor alegría que compartirlas con los hijos. En el Cajón del Maipo se puede pasar una noche en la precordillera en el refugio de Los Baqueanos. A sólo una hora de Santiago, este emprendimiento ofrece un “Encuentro padre-hijo”, que parte a las 6 PM del viernes y termina el sábado a las 3 PM. Incluye un asado con pollo, costillar, arroz árabe y pimentones rellenos para los vegetarianos. Eso, además de compartir historias alrededor de un fogón con otros padres e hijos, y una noche de alojamiento en domos privados con camas individuales.
La mañana siguiente parte con un desayuno, que trae pan amasado hecho por los hijos; sigue con una caminata o cabalgata por los faldeos de la cordillera (una hora y media), y termina con la visita a una cascada, donde los que quieran pueden bañarse.
De regreso al refugio se comparten pizzas artesanales y se ven fotos y videos del paseo. Jaime Zaror, dueño de Los Baqueanos, cuenta que sus clientes son mitad hombres y mitad mujeres, y “es común que vengan cuatro mamás con sus hijas, o papás solteros con sus niñas”. Se aceptan menores de hasta 13 años y se puede coordinar el traslado desde Santiago por $ 7.000 extra.
Un nuevo espacio para aprender inglés
*Clases en una cafetería. Aunque el interés por aprender más y nuevas lenguas se ha diversificado por distintos motivos (nuevos mercados, viajes de ocio, estudios en el extranjero o simple curiosidad), los cursos más demandados en los institutos tradicionales siguen siendo los de inglés. Y para quienes no quieren salir de la oficina para encerrarse en una sala, existe desde hace tres semanas un sistema más informal y distendido de aprender el idioma: Cup of English.
La veterinaria española Rocío Motrán, se reúne con grupos de no más de cinco alumnos en el café Leerté, en Santiago Centro, para practicar inglés conversacional y resolver las dudas gramaticales o de vocabulario que surjan en el camino. Las lecciones son de una hora y media y es Rocío quien guía las conversaciones proponiendo temas. A diferencia de un curso formal, no hay tareas ni evaluaciones. Los únicos requisitos son consumir algo en el local y tener conocimientos básicos del idioma.
La profesora evalúa a cada interesado y luego reúne a los que están en nivel similar, para que la clase no sea difícil o lenta. Cada grupo se junta dos veces a la semana y, por la alta convocatoria, sumó una especie de after office en el bar Radicales. Los horarios disponibles se actualizan constantemente en Facebook
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