Ahora que el calor arrecia, una buena idea para que los niños pasen la tarde es el Parque Bicentenario de la Infancia, ese recinto en la ladera norponiente del cerro San Cristóbal, que se inauguró en 2012. Construido por el chileno Alejandro Aravena, recién galardonado con el  Pritzker 2016 -el llamado Nobel de arquitectura-, la gracia de este lugar es que está hecho especialmente para los niños más pequeños. Llévelos hoy, porque es gratuito y muy refrescante.

Ahí ellos pueden hacer varias cosas: subir a un funicular desde donde verán Santiago; deslizarse por resbalines cerro abajo; construir castillos de arena en medio de una plaza con abundante sombra, y tocar enormes xilófonos que están repartidos por los senderos del cerro. Lejos lo más divertido es el espacio acuático junto a la entrada, donde los más chicos se mojarán con los chorros de agua que, entre 10 AM y 7.30 PM, salen desde unas esferas de cemento. Desde ahí, además, podrán trepar a las casas en los árboles o subirse a la reja 3D que separa el parque de la Av. Perú y que por dentro es un enorme laberinto. Lleve bloqueador pues, pese al verdor del parque, aún tiene zonas sin sombra.