La idea original, en 2011, era que la novela de Jay Asher se transformara en una película. Sin embargo, cuatro años después las cosas habían cambiado un poco: la historia del libro se contaría a través de una serie que llegaría a Netflix bajo el nombre de 13 reasons why.
Una estilización del nombre original del volumen escrito por Asher –Thirteen reasons why– bajo el que se aunaron 13 episodios centrados en la decisión de la adolescente Hannah Baker (Katherine Langford) de quitarse la vida, tras sufrir diferentes decepciones y abusos.
La producción llegó a la plataforma en marzo de 2017, generando reacciones encontradas. Por un lado estaban los que condenaban la visibilización de temas controversiales, como el maltrato y el suicidio, en especial por cómo expuso la muerte de su protagonista.
Del otro, varios aplaudían la valentía de sus productores al exponer los problemas de la juventud y, de esa forma, abrir una ventana para los que buscaban sentirse representados y se atrevieran así a hablar sobre sus contratiempos con familiares o amigos.
Y tras esa inicial e impactante temporada, siguieron dos ciclos que dilataron los conflictos de los personajes, con Clay Jensen (Dylan Minnette) como el eje de sus relatos. En el segundo, él era un testigo clave para luego, en el tercero, convertirse en el potencial villano.
Un conjunto de dilemas y sospechas que encuentran una salida en la cuarta y última temporada de la serie que, a diferencia de las etapas anteriores, se desarrolla a través de 10 capítulos en vez de los acostumbrados 13 episodios.
Nuevos personajes y antiguos conflictos
En el primero de ellos la clase senior de Liberty High School se prepara para los últimos meses de secundaria. Pero las cosas nuevamente son difíciles para Clay y sus amigos. En especial luego de que se descubrieran las armas que arrojaron al río para ayudar a Tyler (Devin Druid).
A esto se suma la llegada de Winston (Deaken Bluman) al colegio, quien estuvo con Monty (Timothy Granaderos) la noche en que mataron a Bryce (Justin Prentice) y está decidido a saber la identidad del verdadero culpable del crimen.
Pero no solo el misterio se sigue acentuando, sino que la ansiedad y las ataques de pánico de Clay, además de sus pesadillas, están de vuelta. Esto lo lleva a volver a consultar al Dr. Ellman (Gary Sinise), quien lo trató cuando era pequeño
Sin embargo, la espiral de sufrimiento parece no querer dejar a Clay y afecta su relación con Ani (Grace Saif), mientras se vuelve el foco de las “bromas” de los integrantes del equipo de fútbol americano, en especial de Diego (Jan Luis Castellanos).
Fantasmas del pasado que, simbólica y literalmente, también afectan al resto del grupo. Justin (Brandon Flynn) ha vuelto de rehabilitación, aunque todavía la dependencia lo persigue; mientras Jess (Alisha Boe) es acosada por imágenes de Bryce.
A ellos se suman Alex (Miles Heizer) y Zach (Ross Butler) con cambios importantes en su actitud y personalidades, y Tony haciendo lo imposible por conseguir el dinero que le permite traer de vuelta a Estados Unidos a sus padres.
Un cierre entre thriller y drama
Un espacio que en esta última temporada bebe del suspenso y también de lo difícil que es para algunos jóvenes lidiar con sus conflictos, en un retorno a lo que fue la intención inicial de transformar el libro de Asher en una serie que reflejara sus problemas.
De esta forma, con Clay y sus compañeros como sospechosos y víctimas, y en medio de un guión que se extiende y tuerce varias veces, 13 reasons why dice adiós. Una despedida que dará solución a varias preguntas y con seguridad dejará a la mayoría satisfechos.
Y que servirá para conocer cómo Clay, Justin, Jess, Zach, Tyler, Alex y Tony llegaron, con varias cicatrices físicas y sentimentales, al fin de la secundaria. Aunque deberán enfrentar una última y gran pérdida antes de comenzar su real paso a la adultez.