Elisa Girotto tenía 40 años cuando un cáncer le quitó la vida. Sin embargo, antes de morir compró presentes para que su hija los recibiera hasta que fuera mayor de edad. Tres años después de su partida, la esencia de su historia revive en la película 18 regalos.
La realización italiana que llega a Netflix para retratar de una singular manera el drama de esa madre que, de una u otra forma, quiso estar presente en el crecimiento de su hija. La misma a la que en los primeros minutos del relato se le ve feliz en lo profesional y personal.
A Elisa (Vittoria Puccini) le va bien en su agencia de empleo y se encuentra esperando un primer y deseado hijo junto a su novio, Alessio (Edoardo Leo). Sin embargo, tras una ecografía, los médicos descubren que tiene un agresivo tumor cancerígeno en su seno.
Unos meses más tarde, ella da a luz a una niña sana, pero pocos minutos después pierde la vida. Desde ese momento, la cinta se enfoca en su hija, viéndose cómo en cada cumpleaños ella recibe el obsequio que eligió su mamá antes de partir.
Sin embargo, a medida que pasa cada celebración, a la niña le es más complicado recibirlos. Algo que ya le es casi imposible en su adolescencia, cuando es una jovencita un tanto rebelde y con una relación un poco distante con su padre.
Esto explota el día que cumplirá los 18 años, cuando Anna (Benedetta Porcaroli) provoca el accidente de una compañera en la piscina donde practica salto ornamental y luego escapa antes de entrar a la fiesta que su familia tiene preparada en casa.
Cuando la realidad se mezcla con la ficción
Sin rumbo, la rebelde chica termina en un bar tomando una cerveza con un hombre que, para su mala suerte, resulta ser un viejo conocido de su padre. Al saberlo, huye y es impactada por un auto que no la ve aparecer en medio de un oscuro camino.
En un juego del tiempo, o tal vez por un truco de su propia cabeza, la muchacha despierta varios años antes. Su propia madre, Elisa (Vittoria Puccini), es quien la atropelló sin siquiera sospechar que está frente a su hija.
Ante la negativa de la joven de ser llevada a un hospital, Elisa la conduce a su casa para prestarle los primeros auxilios, coincidentemente en el día que le han confirmado que tiene un tumor cancerígeno con muy mal pronóstico.
De esta manera 18 regalos revive una historia real, pero le da un giro -al estilo de películas como Peggy Sue, su pasado la espera– que permite a Anna conocer a su desaparecida madre y su historia de amor con Alessio, al mismo tiempo que recibe una lección de vida.
Gracias a esto, la muchacha tendrá la posibilidad de sanar las heridas que la provocó el crecer sin su compañía y completar pasajes de una historia que nunca se atrevió a confrontar, y saber cómo era el carácter de Elisa o qué le gustaba cocinar.
Todo por medio de un guión marcado por un melodrama más bien contenido, que en momentos logra que algunas lágrimas se asomen en los ojos del espectador, pero que al mismo tiempo deja en este último más preguntas que respuestas.
Sin embargo, 18 regalos no dejará indiferente a nadie y con seguridad tocará los corazones de todas las mamás e hijas -y también hijos-, en especial cuando se está a punto de celebrar un nuevo Día de la Madre.