Desde el debut en el país de la telenovela Las mil y una noches, las producciones turcas se han convertido en favoritas de los chilenos. Algo reafirmado con la buena recepción de películas y series de Netflix, como Milagro en la celda 7, que ahora busca repetir 50m2.
El nuevo espacio original de la plataforma realizado en Turquía y que tiene como creador al guionista Burak Aksak, quien también dirige junto con Selçuk Aydemir los ocho episodios que lo componen y que van dibujando la singular historia de Gölge (Engin Öztürk).
Esta se inicia con su protagonista, cuyo nombre significa “sombra” en turco, en medio de la buena vida que recibe por encargarse de los trabajos sucios de Servet Nadir (Kürşat Alnıaçık), un hombre de negocios que lo crió desde niño, tras encontrarlo en la calle.
Antes de ese momento, Gölge no tiene ningún recuerdo de su infancia, solo una fotografía de quienes serían sus padres, pero hasta ahora sin ningún dato concreto. Hasta que un extraño lo contacta y le dice que conoce sus identidades.
El es un periodista que no pide dinero por la información, solamente unas fotos que comprometen a Servet. Pero Gölge duda en traicionar a su jefe hasta que descubre que él conoció a su padre y que, además, esconde un gran cargamento de armas en un orfanato.
Una nueva vida de barrio
De manera paralela se conoce un relato que tiene como escenario el barrio de Güzelce, donde inesperadamente el sastre del lugar muere y dos de sus vecinos, Muhtar (Cengiz Bozkurt) y Turan (Tuncay Beyazit), deciden buscar a su familia.
Así es como estos hombres llegan hasta la casa del mencionado periodista, quien era Adem, el hijo del fallecido, y hace poco fue asesinado por otro sicario de Servet. Sin embargo, desconocen su muerte y lo confunden con quien está en su hogar: Gölge.
De esta manera se unen los caminos de los habitantes de uno de los sectores populares de Estambul con el del ex matón, quien desde ese momento decide ocultarse de Servet y sus hombres en la sastrería, luego de que su antiguo protector pusiera un precio por su cabeza.
Bajo la personalidad de Adem, Gölge sigue en busca de la verdad sobre su pasado, mientras trata de vengarse de Servet usando como herramienta a su mayor rival, el magnate de la construcción Mümtaz (Murat Kiliç), quien es más peligroso de lo que creía.
Y hace de los 50 m2 de la sastrería -los mismos del título del espacio- su refugio y comienza a entablar amistad con sus nuevos vecinos. Entre ellos el preocupado Muhtar y su familia, compuesta por su madre, su hijo adolescente y su hija mayor.
Entre la emoción y el suspenso
Esta última es Dilara (Aybüke Pusat), quien con esfuerzo se hace cargo de la pastelería familiar y trata de cancelar a tiempo los pagarés, que, al igual que todos los locatarios del sector, debe a Mesut (Tolga Tekin), quien quiere vender sus terrenos a una constructora.
Una inteligente y esforzada chica, que nunca deja de dar sus opiniones y que pronto establece una relación de amor-odio con quien ella supone es Adem, bajo la atenta y celosa mirada de Yakup (Yigit Kirazci), su enamorado desde que eran niños.
De esta manera se van sumando personajes y vivencias en torno a un barrio que Gölge empieza a hacer suyo. Entre ellos las de Turan y su hijo Civan (Özgür Emre Yildirim), quien vio truncados sus sueños de ser un jugador profesional de fútbol luego de un accidente.
Y también el espectador puede conocer lo que realmente ocurrió cuando su protagonista era un niño y fue testigo de un grave momento que turbó su infancia. Cuyos recuerdos se escondieron en un rincón de su pequeña cabeza con la ayuda de Servet.
Una mezcla de drama, suspenso, acción y humor -donde son claves las ocurrencias e interacción de Muhtar y Turan-, que hace de 50m2 una imperdible apuesta para los seguidores de las producciones turcas y una entretenida alternativa para quienes quieran conocerlas.