After life: Ricky Gervais concluye su serie entre risas, ironía y algo de lágrimas
El espacio original de Netflix llega a su fin con un tercer ciclo, de seis capítulos, donde su protagonista sigue batallando con la tristeza de la pérdida de su esposa, mientras trabaja en la Gaceta de Tambury.
Ha sido actor, director, guionista y figura de stand-up comedy, pero Ricky Gervais será siempre reconocido como el creador y protagonista de la serie The office original. Sin embargo, en los últimos años After life se ha convertido en su carta de presentación.
El espacio ideado por el artista británico en 2018 y que llegó al servicio de Netflix un año después para presentar la agridulce historia protagonizada por el mismo Gervais como Tony Johnson, un hombre de mediana edad que no puede superar la muerte de su esposa.
El que vive en la pequeña y tranquila ciudad de Tambury, donde trabaja como redactor del periódico local que cubre las inusuales historias de sus habitantes, mientras sobrevive a la pena incesante que le provocó la desaparición de su esposa a causa del cáncer.
Por lo que cada uno los capítulos de las temporadas de After life: más allá de mi mujer -como se subtitula en latinoamérica el programa- se inician con Tony observando en su laptop videos de Lisa (Kerry Godliman) antes y durante la época de su enfermedad.
En los que se ve cómo él solía hacerle bromas, cómo jugaban con su mascota, la perrita Brandy, y los mensajes que la grabó ella antes de morir, donde le pide que siga con su vida y no deje de ser el hombre amable con el que compartió más de 20 años de matrimonio.
Aunque esto, como se vio desde la primera emisión de la serie, fue lo más difícil para el protagonista. No solo pensó en quitarse la vida, sino que también volcó toda su dolor en una actitud agresiva hacia quienes lo rodean, en especial para quienes colmaron su paciencia.
Nueva temporada, renovados protagonismos
Sin embargo, con el paso de los ciclos anteriores de After life, el Tony más consciente y gentil lograba salir a la luz en varios momentos; en especial en sus diarias conversaciones con la amable viuda Anne (Penelope Wilton) en la banca del cementerio de Tambury.
Una rutina que vuelve a repetirse en la tercera y última temporada, que a lo largo de sus seis capítulos revela algunos cambios en la vida del maduro reportero. Entre ellos que en el periódico Gaceta de Tambury tiene una nueva compañera, la triste Coleen (Kath Hughes).
Pero Tony será uno de los primeros en tenderle una mano, como también en este ciclo lo hace con Kath (Diane Morgan), quien antes siempre era objeto de su sarcasmo y acá toma más protagonismo. Algo que también sucede con el preocupado Matt (Tom Basden).
Mientras se conoce algo más sobre otros personajes. Como Lenny (Tony Way) y su próximo matrimonio con June (Jo Hartley), o el cartero Pat (Joe Wilkinson), a quien se le incrementa la dificultad de aceptar que su novia, Roxy (Roisin Conaty), sea trabajadora sexual.
Además de Emma (Ashley Jensen), la enfermera del desaparecido padre de Tony y quien solo llegó a ser amiga de este, ya que, como siempre él lo repite, nunca dejará de amar a su esposa. Una frase constante del ciclo, al igual que los paseos con su mascota Brandy.
Y aunque por momentos la reiteración de sentimientos, actitudes y bromas pesadas se vuelva un poco monotemática -como pasó en las entregas anteriores-, After life logra entregar a sus fanáticos un cierre adecuado, para el que es mejor tener un pañuelo a mano.
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