El estado de Ohio es considerado el cinturón industrial de EE.UU, pero desde algunas décadas se han ido cerrando las fábricas que le dieron esa denominación. Eso fue, justamente, lo que ocurrió en 2008 cuando General Motors, dejó de fabricar autos y despidió a miles de personas.
Pasaron varios años de eso, cuando en 2015 la empresa china Fuyao Glass America, instaló una filial en el mismo lugar donde se encontraba la antigua automotriz. La alegría fue grande, porque contrataron a más de 3.000 personas, entre estadounidenses y chinos. Estos últimos llegaron a enseñarles el trabajo en la construcción de vidrios para autos.
Sin embargo, el choque fue aún más enorme. No a nivel personal, sino de derechos a sindicalización, horas de trabajo y cultura laboral.
De eso se trata American Factory, el documental que produjo Barack y Michelle Obama. Sí, el ex presidente y la ex primera dama de EE.UU. volvieron a la escena pública con esta cinta, la primera de su productora Higuer Ground que se estrena en Netflix.
Este filme de casi dos horas hecho por los documentalistas Julia Reichert y Steven Bognar, conmueve, porque la historia la cuentan los mismos trabajadores, quienes pasan de la felicidad por un nuevo empleo, a exigir mejoras en la seguridad y en el contrato, tal como lo exige la ley estadounidense, pero de los que reciben un rotundo no.
Esto, porque el dueño de Fuyao, el multimillonario Cao Dewang, considera que los sindicatos sólo hacen bajar la producción y, por ende, generan pérdidas económicas.
American Factory: Leyes en retroceso
Esa no es la única diferencia cultural. También muestran cómo trabajan en la fábrica de China: 12 horas diarias, con sólo dos días libres al mes y sin la seguridad necesaria.
Es que allá lo que se promueve es que la vida es para trabajar. Por lo mismo, no se cuestionan si no ven a su familia, por las largas jornadas. Y por eso, también, creen que trabajar menos horas es de perezosos.
Además, no se labora por dinero, sino por hacer crecer al país. En el caso de los promovidos a la fábrica de Ohio, lo importante es cambiar la opinión que tienen los estadounidenses del país asiático.
El documental a la vez, critica las leyes laborales de EE.UU que -a medida que pasan los años-, han ido a la merma. Sobre todo, porque ahora las empresas dedicadas a prevenir la sindicalización, han crecido un 70% sólo por dedicarse a convencer a los trabajadores para no organizarse.
También da un “tirón de orejas”, porque en el país no se ha invertido en capacitación, para evitar un aumento en la cesantía debido a la automatización que está reemplazando a los humanos por máquinas.
Más allá de los países en que se basa American Factory, este es un problema que se está dando en todo el orbe y que mezcla, tal cual la cinta, el capitalismo, la propaganda, los problemas de la globalización y los conflictos laborales.