Netflix revela en Atleta A uno de los grandes escándalos deportivos en EE.UU.
Bonni Cohen y Jon Shenk son los realizadores de la cinta que revive el abuso que sufrieron por años años las integrantes del equipo de gimnasia olímpica estadounidense a manos del médico del equipo, Larry Nassar.
En agosto de 2016, poco antes de que el equipo de gimnasia de Estados Unidos se presentara en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, el diario IndyStar publicó un artículo sobre abusos sexuales en el equipo. Ese solo el inicio de la oscura trama que hoy revive Atleta A.
Este último es el documental, dirigido por Bonni Cohen y Jon Shenk, que toma como inicio de su relato la nota de los periodistas Marisa Kwiatkowski, Mark Alesia y Tim Evans, donde afirmaban que USA Gymnastics encubrió casos de abuso.
Solo la punta de un profundo iceberg que hablaba sobre cómo la organización encargada del equipo de gimnasia olímpico había desestimado acusaciones contra entrenadores y preparadores, y donde fue clave la presencia de uno de sus dirigentes, Steve Penny.
Pero, cómo la cinta lo revela, la trama iba mucho más allá y sumaba los nombres de decenas de jóvenes y niñas gimnastas que sufrieron con el sistema de preparación. En especial con el trato recibido por el médico Larry Nassar.
Fue bajo la labor profesional de Nassar, un osteópata que además trabajaba en la Universidad Estatal de Michigan, que las deportistas sufrieron de reiterados abusos sexuales, que él escondía bajo la apariencia de una sesión de terapia física
Y fue precisamente luego de la aparición del reportaje en el diario de Indianápolis que varias de sus víctimas se atrevieron a hablar. Entre ellas Rachael Denhollander y Jamie Dantzscher, quien fue parte del equipo nacional de gimnasia en 2000.
Sin embargo, hay otra sobreviviente, de entre sus decenas de víctimas, que fue clave en este proceso: Maggie Nichols, la primera en denunciar a Nassar ante la federación y a quie ben los primeros documentos judiciales del designaron como la “atleta A”.
Crudeza y valentía
Así, con las revelaciones en primera persona de estas víctimas, el documental expone crudamente el accionar de Nassar, quien siempre negó ante la policía de Michigan las acusaciones en su contra, y también la existencia de otros culpables directos e indirectos.
Como Béla y Márta Kátolyi, entrenadores rumanos que se hicieron famosos por formar a Nadia Comăneci en los años 70 y que llevaron su estilo de trabajo, calificado como duro e inhumano por las deportistas, a Estados Unidos y a su equipo de gimnasia.
Fue precisamente en el rancho de entrenamiento que poseían en Texas, el Karolyi Ranch, donde ellos preparaban con mano dura a las seleccionadas olímpicas -en otra forma de maltrato-, y además Nassar realizaba sus tratamientos y gran parte de sus ataques.
A ellos también se suma el nombre del mencionado Steve Perry, quien llegó a la USA Gymnastics como encargado de marketing y llegó a ser su presidente. El mismo que recibió y encubrió varias acusaciones, ya que podrían afectar la imagen comercial del equipo.
Una serie de víctimas y victimarios, ya sea por su accionar directo o por hacer oídos sordos al escándalo, que se van presentando a lo largo de Atleta A, conformando un documental en primera persona que también refleja la valentía de un amplio grupo de mujeres.
Y la más que recomendable adición al catálogo de documentales de Netflix, aunque solo para personas con criterio formado -por cómo expone el accionar de Nassar-, que llega poco después del estreno de otra imperdible pieza sobre el abuso: Jeffrey Epstein: asquerosamente rico.
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