Aún así: la romántica y contemplativa nueva serie surcoreana de Netflix
Diez capítulos componen el k-drama que muestra la historia de Na-Bi y Jae-Eon, dos estudiantes de arte que no pueden evitar sentirse atraídos a pesar de sus diferentes visiones sobre el compromiso en una relación amorosa.
Sin lugar a dudas, el éxito de El juego del calamar hará que nuevos espectadores se acerquen a las series surcoreanas, por lo que la llegada de Aún así a Netflix les dará la posibilidad de conocer un buen ejemplo de uno de sus géneros más famosos: el romance.
El que incluye, solo en esta plataforma, una larga lista de títulos, desde la clásica Los chicos son mejores que las flores hasta la más reciente Love alarm; las cuales además se inspiran en un cómic, en el caso de la primera en un manga y, en el de la segunda, en un webtoon.
Este último es el nombre con que se conoce a las historietas digitales nacidas en Corea del Sur, dentro de las cuales se cuenta Algoitjiman, la creación de Jeong Seo en la que se basa Aún así, el más reciente k-drama del servicio de streaming, que divide su relato en 10 capítulos.
Los cuales replican en pantalla la premisa de la historia original, que en el webtoon se inicia con una pregunta: ¿Qué sucede cuando una chica que no cree en el amor, pero quiere tener una cita, conoce a un joven al que le gusta coquetear sin concretar una relación?
Y cuyos primeros minutos de narración muestran a Yoo Na-Bi (Han So-Hee), una joven estudiante de arte que luego de ver una de las esculturas de su novio también artista, para la que se inspiró en un momento íntimo como pareja, se siente un poco confundida.
El nuevo y atractivo estudiante
La relación llega a un punto final cuando descubre que él la engaña con una alumna de su academia. Desde ese momento Na-Bi decide enfocarse en sus estudios en la Universidad de Hongseo, sin pensar mucho en el amor tras terminar con su primer novio formal.
Pero hay alguien que de improviso comienza a ocupar demasiado sus pensamientos: Park Jae-Eon (Song Kang), el nuevo estudiante de su facultad a quien, sin siquiera saber su nombre, había conocido en un bar el mismo día de su quiebre amoroso.
Un encuentro que, como ella afirmó en ese momento, hizo desaparecer su desazón y compartir con ese extraño el porqué se llama Na-Bi, que quiere decir mariposa en coreano, coincidentemente el mismo animal que el muchacho tiene tatuado detrás del cuello.
Desde ese momento, la chica no puede ocultar su atracción por el misterioso y coqueto Jae-Eon, quien siempre es muy amable con las muchachas a su alrededor. El que para su amiga Bit-na (Yang Hye-Ji) es simplemente un seductor que calcula cada movimiento.
A pesar de que también una parte de ella desconfía del talentoso escultor -que siempre replica figuras de mariposas-, Na-Bi no puede alejarse de su compañía. Ni siquiera después de saber que él no tiene citas y descubrirlo besando a otra muchacha de la escuela.
La fuerza de las dudas y los sentimientos
Pero Aún así no es solo la historia de Na-Bi y Jae-Eon, ya que sus capítulos también permiten conocer a otros personajes y sus conflictos. Como Sol (Lee Ho-jung), quien no puede evitar sentirse demasiado atraída por su mejor amiga Ji-Wan (Yoon Seo-Ah).
Aunque siempre el relato vuelve a la pareja protagónica, que constantemente está en medio de la fuerza de los sentimientos, ya sea exponiéndolos con sus movimientos y no las palabras, o tratando de reprimirlos cuando creen que podrían salir lastimados.
En particular cuando aparecen otras figuras en sus respectivas vidas; en el caso de Na-Bi el novato Eun-Han (Lee Jeong-Ha) y luego su antiguo amigo de la infancia Yang Do-Hyeok (Chae Jong-Hyeop), y en el de Jae-Eon, su ex novia Yoon Seol-A (Lee Yeol-Eum).
Las dudas y arrebatadoras emociones que van marcando sus días y noches, a lo largo de la decena de capítulos que componen este k-drama. Donde además son claves el calmado y contemplativo ritmo de su narración, y el tratamiento visual de sus escenas.
Muchas de las cuales transcurren bajo la luz de la luna, una incipiente nevazón o los pétalos que caen desde los árboles en flor. Lo que confiere a Aún sí un singular ambiente, tanto en su trama y entorno, especial para todos aquellos que disfrutan del romance con mayúsculas.
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