La artista afroamericana Lena Waithe se ha hecho de un nombre no solo como actriz, sino que esencialmente como productora y guionista. Una faceta en la que con Beauty suma su segundo guión para un largometraje.
Esto luego de haber escrito el argumento de la aplaudida cinta Queen & Slim, e inolvidables episodios de series como Master of none y Twenties, para ahora ser la gestora del motor de la cinta de Netflix dirigida por Andrew Dosunmu.
La cual lleva al espectador a la década de los 80, donde en un barrio de New Jersey vive Beauty (Gracie Marie Bradley) junto a sus padres (Niecy Nash y Giancarlo Esposito), soñando con una carrera como cantante.
Algo para lo que su madre la hace practicar seis horas diarias, como le cuenta a su hermano Abe (Kyle Bary) cuando él dice que nunca trabaja. El único que sabe de la relación entre Beauty y Jasmine (Aleyse Shannon).
Por lo que para la protagonista hay una palabra clave que desea esté en su futuro: libertad. Libertad para su música y esencialmente para estar con su pareja, más cuando sus progenitores son muy religiosos.
Los que creen en el matrimonio como una institución “bendecida por Dios”, como lo recalcan en la tensa cena familiar en compañía de Jasmine, quien claramente no es bienvenida por los dueños de casa.
Los cambios en la vida de Beauty
Una tensión que se incrementa con la llegada de la ejecutiva discográfica (Sharon Stone) que ha puesto sus ojos en la joven artista, años después de haber tentado a su misma madre, también cantante.
Por eso su mamá cree que Beauty todavía no debe firmar un contrato, porque puede olvidar quien es en realidad y su relación con Jasmine -que ella sabe que es más que amistad-, puede no ser bien recibida por el mundo.
A diferencia de su padre, quien la alienta a no dejar pasar esta increíble oportunidad, no siempre de la mejor forma. Por lo que la chica finalmente firma para el sello Colony Records e inicia otra etapa de su vida.
Donde finalmente tiene su departamento en el medio de la gran ciudad, pero, como le dice su manager, debe usar una máscara para ser una estrella. Una que ocultará su verdadera cara en el plano sentimental.
Al mismo tiempo que Beauty se va distanciando de lo que fue, incluidas su pareja y familia. Aunque la cinta nunca llegue a exponer claramente sus conflictos internos y se reduzca a introspectivas y contemplativas escenas.
Donde además, tal vez en una apuesta por reforzar lo simbólico, su voz nunca se escucha, pero sí las de las cantantes que ella idoliza, como Ella Fitzgerald, Donna Summer, Karen Clark Sheard y Gladys Knight.