Black Beach: el thriller español de Netflix que apuesta por la denuncia política
Esteban Crespo es el director de la cinta que muestra la historia de un ejecutivo que debe viajar a África para mediar en el secuestro de un ingeniero estadounidense. Ojo, que la chilena Paulina García es parte de su elenco.
Dentro de los géneros que más se repiten entre las producciones españolas de los últimos años, en especial las que son parte del catálogo de Netflix, el suspenso tiene un lugar de preponderancia. Algo que se reafirma con el estreno de Black Beach en la plataforma.
Una película que llega a su servicio luego de debutar en agosto pasado en algunas salas de España -tras su paso por el Festival de Cine de Málaga-, con una historia que también se nutre de bastante drama para presentar la historia de Carlos (Raúl Arévalo).
Un español que trabaja en Bruselas para una multinacional y está a punto de convertirse en socio de la empresa y mudarse a Nueva York con su embarazada esposa, Susan (Melina Matthews). Sin embargo, antes ambos deben asistir a una importante reunión social.
En esta se homenajea a su madre, Elena (la chilena Paulina García), una importante figura de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y él además recibe una importante misión: mediar para lograr la liberación de un ingeniero estadounidense.
Este último trabaja para la petrolera Stone Oil y fue tomado prisionero por guerrilleros que luchan por la causa azande, pueblo que está siendo sometido por el gobierno de un país africano, que se supone es Guinea Ecuatorial por lo que después se conoce en el relato.
Esa misma petrolera es la que está a punto de sellar un importante contrato con la empresa de Carlos y como él trabajó para una ONG en ese país hace algunos años, se convierte en la persona precisa para negociar la liberación del ingeniero gracias a sus contactos.
Del thriller al drama
Pero hay algo más: su visita también servirá para lograr que se levante el embargo que esa nación puso sobre la multinacional. Así, pronto el ejecutivo se encuentra en suelo africano para concretar su doble misión, teniendo como primer paso hablar con el hijo del presidente.
Luego, en medio del contraste de la riqueza de los integrantes del gobierno y la pobreza de las calles del país africano, Carlos intentará contactar a Calixto Batete (Jimmy Castro), quien estaría detrás del secuestro, como le afirmó el General Mba (Babou Cham).
Alguien que el español conoce bien, ya que fue uno de sus mejores amigos y además se casó con la mujer de la que estuvo enamorado: Ada (Aída Wellgaye), a quien debe ubicar con la ayuda de otra de sus antiguas compañeras de ONG, Ale (Candela Peña).
Esto lo llevará a poner a prueba sus contactos e influencias para entrar a la cárcel de Black Beach -que existe en Guinea Ecuatorial e inspira el título de la cinta-, donde estaría prisionera Ada, la única que conocería el verdadero paradero de Calixto y su secuestrado.
Y es con la búsqueda de Carlos como eje que el director de la cinta, Esteban Crespo, va dibujando una cinta -cuyo guión escribió junto a David Moreno-, que comienza bien plantada en el thriller para ir decantando en un confuso drama de importantes revelaciones.
Sin embargo, el mayor mérito de Black Beach es dar a conocer, por medio de la ficción, una realidad que afecta a varios países africanos; donde la corrupción de gobiernos y empresas es el pan de cada día, y contribuye a la desigualdad social y a los conflictos étnicos.
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