Las series con abogados y los conflictos que los rodean dentro y fuera de la corte no pasan de moda, como lo confirma el reciente debut de She-Hulk y el actual estreno en Netflix de Carrera al éxito.

La última apuesta para el streaming, de 10 capítulos, que se inspira en la novela The partner track, donde Helen Wan ficcionaliza parte de lo que experimentó en la escena legal de Nueva York.

Una serie que revive en pantalla la historia de Ingrid Yun (Arden Cho), abogada de la firma Parsons Valentine & Hunt que sueña con ser la primera socia asiática-estadounidense de este bufete de Manhattan.

La misma que es motor de una historia moldeada por el drama, con romance y algo de comedia, que además expone la misoginia y la xenofobia que existe en el competitivo mundo de la abogacía

Un medio donde los planes de la joven profesional de origen coreano siempre tendrán algún obstáculo, que en el caso de Ingrid empiezan con Dan Fallon (Nolan Gerard Funk), su principal competencia.

Pero hay otra dificultad que se asoma en el camino: Jeff Murphy (Dominic Sherwood), un colega británico que llegó recién a trabajar a la firma neoyorquina, con el que compartió un íntimo momento.

Entre lo judicial y el glamour de New York

Un instante de pasión tras la boda de una pareja de amigos que ocurrió hace seis años, que la ambiciosa abogada no ha borrado de su mente y nubla su profesionalismo cuando aparece Jeff y su acento inglés.

Sin embargo, hay alguien más en su ámbito romántico: Nick Laren (Rob Heaps), el joven millonario y soltero más codiciado de Nueva York, que comparte con Ingrid el gusto por la filosofía y leyes naturales.

Los nombres que la complican en lo sentimental -y también en lo profesional, en el caso de Jeff-, mientras lidia con una fusión entre compañías petroleras y comparte sus inquietudes con sus mejores amigos.

Quienes son Rachel Friedman (Alexandra Turshen) y Tyler Robinson (Bradley Gibson), colegas de Parsons que también se toman parte importante del relato con sus casos y complicaciones existenciales.

Sin olvidar, los pequeños-grandes conflictos familiares de la protagonista, mientras tanto ella y sus compañeros se ven rodeados por marcas de lujo, viajes en aviones privados y una oficina frente al Central Park.

Lo que ratifica la intención de los creadores de Carrera al éxito de ofrecer al público una mezcla de Sex and the city con Suits, donde la crítica social se diluye en medio del romance y la buena vida.

A pesar de lo cual la nueva serie de Netflix no pierde su capacidad de capturar la atención del espectador, gracias al encanto de sus principales personajes, su ritmo y de ofrecer una evasión al mundo real.

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