Cielo rojo sangre: la singular apuesta alemana por el horror y el terrorismo que llega a Netflix
Un vuelo en avión, desde Alemania a Nueva York, es el escenario de la película original, donde una mujer con una extraña condición enfrenta a un peligroso grupo armado.
Hasta el momento, superada la primera mitad de 2021, Netflix ha ido cumpliendo su promesa de estrenar más de 70 películas durante el año, sumando cada semana varios títulos a su catálogo. Y este viernes no es diferente, con el debut de la singular Cielo rojo sangre.
Una cinta que llega desde Europa a la plataforma bajo la dirección de Peter Thorwarth -quien además escribió su guión junto a Stefan Holtz- para proponer una particular apuesta, donde el horror se combina con la acción y el suspenso a varios kilómetros sobre la Tierra.
Y cuya narración comienza con una escena donde un avión comercial debe aterrizar de emergencia en una pista de la Real Fuerza Aérea británica en Escocia, después que sufrir un ataque terrorista y del cual desciende con dificultad un confundido niño alemán.
Luego el relato de Cielo rojo sangre lleva al espectador a unas horas antes, cuando ese mismo pequeño, que se llama Elias (Carl Anton Koch), llega a un aeropuerto para realizar el chequeo de equipaje para el viaje nocturno que realizará desde Alemania a Nueva York con su madre.
Esta última se llama Nadja (Peri Baumeister) y se le conoce cuando se prepara para ir a juntarse con su hijo y su falta de cabellera denota un tratamiento por una enfermedad, que se refuerza aún más cuando se le ve inyectarse un medicamento en su cuerpo.
Después de ponerse una peluca y tomar sus pertenencias, la mujer finalmente se encamina al aeropuerto, donde Elias ha hecho amistad con Farid (Kais Setti), un joven científico que antes lo había ayudado con las maletas y le ha estado haciendo compañía.
Una arriesgada combinación de géneros
En seguida la narración se sitúa dentro del vuelo de aerolíneas Transatlantic, donde todos los pasajeros se ubican en sus asientos para comenzar el viaje con normalidad; con una Nadja nerviosa, pero esperanzada por el tratamiento médico que la espera en EE.UU.
Sin embargo, las cosas se comienzan a poner extrañas. No solo la protagonista concurre al baño de la nave en muchas ocasiones para tomar sus medicamentos, sino que algunos pasajeros comienzan a abandonar sus asientos y a actuar de forma muy misteriosa.
Pronto se sabe que esos cuatro hombres pertenecen a un grupo terrorista que, encabezado por Berg (Dominic Purcell) y con la ayuda del copiloto, se toman la aeronave para cambiar su trayectoria y usar a sus pasajeros para pedir rescate en nombre de la yihad musulmana.
Pero todo es demasiado sospechoso y se torna aún más violento cuando uno de los terroristas, el psicopático Eightball (Alexander Scheer), le dispara en el pecho a Nadja cuando ella deja su asiento para ir tras Elias, perturbando aún más a los pasajeros.
Del terrorismo la horror
Lo que nadie espera es que Cielo rojo sangre pase del terrorismo se pase al horror, cuando la protagonista revive porque no tiene una enfermedad “normal”, sino que es realmente una vampira. Una condición que ha logrado mantener controlada, pero ahora deja salir para proteger a Elias.
Un estado del que se conoce su origen a lo largo de varios flashbacks que forman parte de la cinta, mientras los hombres armados se preparan para abandonar el avión dejando a pasajeros y tripulación al borde de la muerte. Pero Nadja no permitirá que escapen fácilmente.
Así, con la inusual, y no en todos momentos efectiva, combinación de terror, suspenso, acción y drama -con la protagonista enfrentada a su rol de madre vs. su monstruo interior-, Cielo rojo sangre navega con algo de dificultad por su arriesgada y saturada apuesta de géneros.
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