Ciudad del miedo: Nueva York vs. la mafia, la docuserie que revive la persecución a la Cosa Nostra
Esta serie documental de Netflix reconstruye el trabajo hecho por el FBI y la fiscalía para atrapar a los capos de las familias criminales que dominaban Nueva York en los 70 y 80.
Durante los años 70, mientras en las discotecas de Nueva York todos se movían al ritmo de la música disco, en sus calles era la mafia la que manejaba los pasos de varios de sus habitantes con violencia y soborno, como revela el inicio de Ciudad del miedo.
Esta última es la nueva docuserie de Netflix, subtitulada Nueva York vs. la mafia, que muestra el trabajo en conjunto realizado por la justicia y el FBI, durante esa década y los 80, para juzgar a los jefes de la Cosa Nostra, que tenía literalmente secuestrada a la Gran Manzana.
A la cabeza de las familias Bonanno, Colombo, Gambino, Genovese y Lucchese, capos como Paul Castellano y Tony “Ducks” Corallo, entre otros, lideraban una red criminal, ligada al cobro por protección, las apuestas ilegales y el narcotráfico, dentro de varios ilícitos.
Sin embargo, a fines de los 70 y comienzos de los 80 las cosas empezaron a cambiar, cuando el FBI puso sus ojos en la herramienta que podría llevar a los padrinos de la mafia a la cárcel: la Ley RICO (Racketeer Influenced and Corrupt Organizations Act).
Un estatuto federal, traducido al español como Ley de Chantaje Civil, Influencia y Organizaciones Corruptas, que permite juzgar a las cabezas del crimen organizado al hacerlos responsables de cualquier delito que sus asociados lleven a cabo.
En busca de pruebas concretas
Hasta el momento los jefes permanecían aislados de los crímenes cometidos por sus denominados “soldados”. Pero al considerar a una familia mafiosa como una organización consolidada, su encargado podía ser juzgado como el mayor responsable de sus delitos.
Pero, cómo lo van revelando los tres capítulos de esta docuserie hecha por los productores de No te metas con los gatos, para poder acusarlos se necesitaban pruebas concretas, que no conseguirían con los pocos informantes que tenían o solo al vigilar a los sospechosos.
El primer paso fue dividir a los agentes del FBI en cinco grupos, dedicados cada uno al seguimiento de una familia mafiosa. Luego vino el paso crucial en esta batalla: obtener grabaciones donde los mismos capos se refirieran a sus crímenes.
Aquí entró en juego el agente Joe Cantamessa que logró poner micrófonos en los restaurantes, casas y automóviles de los mafiosos, como se ve en algunas de las escenas de recreación más interesantes y de mayor riesgo del espacio.
De esta manera estaban cerca de conseguir las pruebas con los que los fiscales encabezados por Rudy Giuliani -Michael Chertoff, John Savarese y Gil Childers- podrían llevar a estos padrinos, aunados en la denominada Comisión, a juicio.
Entrevistas y profuso material de archivo
Así, con el protagonismo dividido entre los mafiosos, el FBI y los abogados de la fiscalía, Ciudad del miedo recrea este comentado caso, teniendo como grandes aliados al profuso material de archivo y las entrevistas a los participantes de sus diferentes aristas.
No solo están las experiencias de los agentes federales y de Giuliani y sus colegas; también están las de los ex mafiosos Johnny Alite y Michael Franzese, quienes recuerdan sus días como “profesionales” del crimen y cómo todo comenzó a venirse abajo.
A esto se suma la importante cantidad de videos y fotografías de la época, donde destacan noticieros de esos años, junto a las imágenes obtenidas por el FBI y la policía de los integrantes de la familia y de sangrientas escenas del crimen.
Además de las horas y horas de grabaciones obtenidas por los micrófonos “plantados” por Cantamessa, de las cuales Ciudad del miedo utiliza muchos de sus minutos como complemento del relato, algo que en momentos se siente un tanto repetitivo.
Sin embargo, el resultado final se suma con honor a la destacada oferta de documentales de Netflix, revelando además que los mafiosos del cine -en especial los de las películas de Scorsese- son iguales a los de la realidad, por la forma de desenvolverse o hablar.
Y también por cómo controlaron los sindicatos de trabajadores, especialmente los del hormigón; instancia en la que docuserie incluye en su trama a un joven Donald Trump, cuando manejaba la constructora familiar y tuvo, tal vez, alguna relación con la Cosa Nostra.
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