Tras hacerse de un nombre como director de cintas animadas, como La era de hielo y Rio, Carlos Saldanha decidió dar el paso definitivo hacia la acción real. Y lo hace de la mano de Netflix con Ciudad invisible, donde apuesta por una serie en vez de un largometraje.
Una producción hecha en Brasil y donde Saldanha es tanto el productor ejecutivo como el creador de una historia que se desarrolla a lo largo de siete episodios, donde, en una inusual elección, se mezcla el suspenso policial con el folclore brasileño.
Y en cuya primera escena se ve a dos personas caminando por el bosque. Uno de ellos es un guía que le advierte al hombre junto a él que no dispare a un ave. Pero éste no lo escucha y mata al pájaro, despertando la ira de un ser mítico conocido como Curupira.
Una historia que es relatada años después por ese mismo muchacho, ahora un anciano llamado Ciço (José Dumont), que entretiene con sus palabras a un grupo de niños en medio de una fiesta en Villa Toré, sector costero a unas horas de Río de Janeiro.
Pero un reflejo entre los árboles capta la atención de la pequeña Luna (Manu Dieguez) y ella se interna en el bosque. Sin embargo, esa luz es una llama del incendio que genera alarma entre los lugareños y visitantes, dentro de los que se cuenta Gabriela (Julia Konrad).
Una antropóloga que va en busca de esa niña, su hija, sin imaginar que perderá la vida, al parecer por inhalación de humo. Fatal destino que pronto descubre su marido, Eric (Marco Pigossi), un agente de la Policía Ambiental que llega al lugar poco después de la tragedia.
Folclore, fantasía e investigación
Un mes más tarde, Eric y Luna todavía se recuperan de la pérdida cuando extraños hechos comienzan a hacerse presentes en sus vidas. En el caso de Eric con el descubrimiento de un delfín rosado muerto en la playa, una ubicación algo inusual para un mamífero de río.
Y en de la niña, al hallar en su casa a un joven llamado Isac (Wesley Guimarães), que posee una pierna ortopédica. El que, como el público ya lo sabe, tiene la extraña habilidad de controlar el viento y está ahí para recuperar el cadáver del animal.
Poco después, y obsesionado por encontrar la verdad tras el incendio -que podría estar ligado al empresario que quiere comprar las tierras de Villa Toré- y la muerte de su esposa, Eric comienza a involucrarse aún más en una investigación que lo llevará a seres míticos.
Los que son originarios del Bosque de los Cedros, pero ahora habitan como seres humanos “normales” en Río de Janeiro. Entre ellos Isac o Saci, la sirena Camila (Jessica Córes) e Inês (Alessandra Negrini), quien en realidad es la Cuca, la legendaria bruja que rapta niños.
Todos los que son presentados en algún pasaje de los últimos capítulos, revelando su dramático origen, y adquieren cada vez más protagonismo con el transcurso de la historia. En un paso del thriller al drama fantástico que le otorga más singularidad a la serie.
Lo que también le confiere a Ciudad invisible un mayor dinamismo y permite al público fuera de Brasil conocer sobre su folclore y criaturas mitológicas. A lo que se suma, como en toda producción brasileña de Netflix, una bella fotografía y muy buenas actuaciones.