“Pero volaré un poco más alto, subiré a las nubes porque la vista es un poco mejor”, dice en su coro la canción Clouds, compuesta por Zach Sobiech meses antes de morir. La misma cuyo video sumó 17 millones de visitas en YouTube y sirve de inspiración para esta película homónima.
Una cinta que revive el título de la composición más famosa del joven que en 2013, a sus 18 años, partió más allá de las nubes, luego de batallar con un osteosarcoma que le descubrieron cuatro años antes, centrándose en sus últimos meses de vida.
Largometraje que hoy debuta en Latinoamérica, después de estrenarse en octubre en Disney+ de Estados Unidos, con un relato que se inicia en el otoño del hemisferio norte de 2012, cuando Zach (Fin Argus) se somete a quimioterapia y también asiste a la secundaria.
A este lugar llega para una presentación escolar, donde reemplaza en el escenario a su mejor amiga Sammy (Sabrina Carpenter), quien sufre de pánico escénico, y decide versionar la canción Sexy and I know it, de LMFAO, bailando con sus muletas y guitarra.
Una interpretación que sorprende a su mamá, Laura (Neve Campbell), quien lo acompaña a casi todos lugares que debe ir por sus problemas de desplazamiento, y provoca las risas de sus compañeros, entre los que se cuenta la chica que le gusta, Amy (Madison Iseman).
La que también se siente atraída por el positivo muchacho y acepta inmediatamente la invitación que él le hace para un picnic en el parque. Sin embargo, el destino tiene otros planes y una tos que lo aqueja hace que su madre decida llevarlo antes al hospital.
Un drama marcado por la esperanza
Los exámenes demuestran que sufrió un colapso a los pulmones que podría afectar a su corazón, por lo que hay que operarlo de urgencia. Poco después, mientras Amy aún espera en el parque, Zach escucha que los médicos le dan a su madre una demoledora noticia.
El cáncer llegó a los pulmones y él se encuentra en etapa terminal, por lo que le quedan seis a diez meses de vida. Un diagnóstico sombrío que no logra oscurecer por completo la positiva mirada de Zach, quien ve con alivio que podrá dejar las sesiones de quimioterapia.
Y a pesar que por momentos la dura verdad nubla sus días y los de su familia, el joven decide seguir adelante y, con la ayuda de su amiga Sammy, se enfoca en una de sus pasiones: la música, y comienza a componer teniendo como inspiración sus experiencias.
A esto se suma el apoyo familiar, tanto el de su mamá como el de su papá, Rob (Tom Everett Scott) y sus tres hermanos; junto a quienes, movidos por la fe de su progenitora, viajan a Francia, específicamente a Lourdes y a su santuario de aguas milagrosas.
En el vuelo de vuelta a Estados Unidos es cuando, inspirado por Amy, compone Clouds, canción que habla sobre cómo ella lo ayudó a encontrar un alivio, aunque tenga claro cuál será el final. Uno que, como refleja la cinta, estuvo marcado por el dolor y la esperanza.
Y aunque el drama está latente en la película, su director, Justin Baldoni -quien conoció a Zach al realizar la docuserie My last days-, opta por alejarse de la tragedia y centrarse en la positiva actitud de su protagonista. Aunque igual conviene tener unos pañuelos a mano al verla.