En horas de ocio, una buena serie policial es la compañía perfecta. Las escenas del crimen y la búsqueda de sospechosos son la fantasía para quienes somos detectives frustrados. Si bien es un formato que generalmente cumple con las expectativas, Criminal propone centrarnos en algo a lo que a veces no le damos tanta importancia: los interrogatorios.
Ambientada en cuatro países, se divide en partes iguales de tres capítulos cada una: Gran Bretaña, Alemania, Francia y España. Cada versión tiene su personalidad y su propio rollo, pero siguen la misma lógica: un interrogatorio y un sospechoso.
Criminal España
Con una protagonista a quien se le odia o ama, el atractivo de estos episodios en particular son las jugadas —más allá de la ley— usadas por la detective María (Emma Suárez). Pese a que sus actos traspasan la ética de su cargo, para ella el fin justifica los medios.
Los sentimientos encontrados, debido al juego mental que provoca estimar al personaje de María y a la vez repudiar sus actos, es una sensación bien novedosa. La corrupción es algo inusual en este tipo de contenidos, pues aún hay consenso en que la justicia debe estar por sobre todas las cosas.
A quienes también les produce atracción y rechazo la protagonista es a sus colegas de oficina. Algunos le reprochan sus prácticas, otros simplemente no cuestionan sus procedimientos inmorales.
Un personaje sin límites, pues es capaz de mezclar su vida personal con el trabajo para lograr sus objetivos. Sin juicios de valor, una de las detectives más hábiles en el arte de interrogar.
Disímil a lo que estamos acostumbrados para este género, con muy pocos elementos, un guion conciso y un plano secuencia bien pensado, Criminal España, dirigida por Mariano Barroso, cumple con el toque de intriga justo y necesario que tanto gusta a los fanáticos de las series policiales.