La fantasía se une con el horror en Cuentos al caer la noche, la nueva película familiar de Netflix que lleva a la pantalla la novela homónima del estadounidense J.A. White, teniendo entre su equipo realizador a dos nombres claves en el mundo reciente del terror fílmico.
El primero es su director, David Yarovesky, quien hace dos años realizó la particular cinta Brightburn: hijo de la oscuridad, y, el segundo, su productor: Sam Raimi, el cineasta detrás de clásicos del género, como The evil dead -o Posesión infernal– y Arrástrame al infierno.
La conjunción de nombres que está detrás de la versión para el streaming de la novela de White, donde un niño es atrapado por una bruja para que le cuente una historia escalofriante cada noche, a riesgo de perder la vida cuando su imaginación lo traicione.
El cual se llama Alex Mosher (Winslow Fegley), un pequeño amante del horror al que el público conoce una noche de tormenta, cuando él se encuentra muy molesto y decide abandonar intempestivamente el departamento en que vive con sus padres en Brooklyn.
Al bajar en el ascensor, este se detiene en un piso al que Alex no iba, pero un sonido llama su atención y llega hasta un apartamento en cuyo interior una vieja televisión muestra las escenas finales de la película La generación perdida, una de sus cintas favoritas.
Prácticamente hipnotizado, el niño mira fijamente las imágenes mientras come un trozo de pastel de calabaza que estaba al lado de la TV, para caer casi inmediatamente dormido. Al despertar se encuentra en una habitación de la que no puede escapar.
Un relato entre pociones y peligros
Es aquí donde se presenta su anfitriona, la bruja Natacha (Krysten Ritter), quien le asegura que si no posee algo que lo haga diferente morirá. Pero Alex puede escribir cuentos de terror, por lo que podrá vivir si le narra a la hechicera una historia diferente cada noche.
Un trato que lo hará quedarse en este singular departamento, en compañía de Natacha, la gata Lenore -que puede hacerse invisible- y Yasmin (Lidya Jewett), una jovencita que pudo sobrevivir al convertirse en la encargada del aseo y la mantención del hogar de Natacha.
Una mágica construcción que le permite a la bruja viajar por diferentes ciudades, atrayendo niños, y que posee un vivero nocturno con plantas mágicas y una inmensa biblioteca, que esconde varios libros donde otra niña que también fue prisionera dejó varios mensajes.
Los cuales, como va descubriendo Alex, podrían ayudarlos a escapar de su encierro, en especial el que contiene una receta para una poción que hace dormir. Un plan que parece perfecto y en el cual el niño y su nueva amiga Yasmin trabajarán a escondidas de la bruja.
Pero las cosas no serán tan fáciles como esperan y los desafíos se multiplicarán para los jóvenes protagonistas de la película, cuando descubran un lugar aún más encantado y que un clásico cuento de terror que conocen esconde un hecho clave para su sobrevivencia.
Así, entre pociones y peligros, Cuentos al caer la noche mantiene su tensión hasta el último minuto, convirtiéndose en una escalofriante y entretenida narración para grandes y chicos, que además entrega un mensaje sobre la amistad y el aprender a valorar las diferencias.