Muchas veces los documentales han comprobado cómo la realidad supera a la ficción, algo que se hace palpable en D. B. Cooper: ¡dónde estás?, la docuserie de Netflix que revive un caso con ribetes de fantasía.
El que comenzó a escribirse el 24 de noviembre de 1971, en la víspera de la celebración de Acción de Gracias, cuando un hombre llegó al aeropuerto de Portland y compró un pasaje para Seattle.
Sin embargo, nunca desembarcó, ya que luego de secuestrar el avión y conseguir US$ 200.000 como rescate, saltó de la nave en pleno vuelo para perderse con su paracaídas en medio de la lluvia y la noche.
Una historia emparentada con la leyenda luego de que D. B. Cooper, como los medios bautizaron al desconocido captor, se convirtiera en una especie de héroe moderno que burló a la justicia.
El que también se transformó en parte de la cultura popular -una directa referencia a él aparece en la serie Loki– y en la obsesión de muchos investigadores que han tratado de dilucidar su identidad.
Como lo revelan los cuatro capítulos que componen el espacio dirigido por la documentalista Marina Zenovich, donde quienes rastrean al misterioso secuestrador son tan importantes como él.
Un investigador muy comprometido
Cuya primera emisión revive el caso ante los ojos de las nuevas generaciones, recreando cómo el pasajero vestido con traje y lentes oscuros amenazó a la tripulación con la bomba que tenía en su maletín.
Quien luego del aterrizaje en Seattle, donde los pasajeros descendieron a salvo, recibió miles de dólares y cuatro paracaídas, e hizo retomar vuelo, para después lanzarse sobre algún lugar de Nevada.
Un criminal que fue bautizado como D. B. Cooper, aunque al comprar su boleto firmó como Dan Cooper, que a lo largo de 50 años le quitó el sueño a los agentes del FBI, periodistas e investigadores.
Entre los que se destaca Tom Colbert, productor y escritor que gastó más de una década de su vida, y mucho dinero, para dar con la verdadera identidad del secuestrador, asegurando que era Robert Rackstraw.
Como lo muestra la docuserie, que ocupa gran parte de su relato en revelar los detalles de la investigación de Colbert y cómo llegó a Rackstraw, pero nunca logró que el ex piloto confirmara si era o no Cooper.
Lo que se complementa con imágenes de archivo y las declaraciones de detractores y socios del investigador, en un documental que muestra el fanatismo y la obsesión en torno a un criminal convertido en ídolo.