Demon Slayer: Kimetsu no Yaiba, el imperdible anime que lleva a Netflix el manga de Koyoharu Gotōge
Veintiséis capítulos componen la primera temporada del espacio centrado en las aventuras del joven cazador de demonios Tanjiro Kamado a través de Japón.
En febrero pasado, Demon Slayer: Kimetsu no Yaiba, el manga creado por Koyoharu Gotōge y publicado por primera vez en 2016, se sumó al selecto grupo de las historietas japonesas que superaron los 150 millones de copias en circulación.
Una muestra del fanatismo que poco antes se había ejemplificado el que la película Demon Slayer: Kimetsu no Yaiba the Movie: Mugen Train se convirtiera en el largometraje de anime y la cinta japonesa más taquillera de todos los tiempos, tras su estreno en octubre de 2020.
Pero todavía falta un récord que se relaciona directamente con Chile: la serie basada en este manga ha estado entre lo más visto en la región desde su debut en Netflix el 1 de abril. Lo que confirma la buena llegada de este tipo de series en el país y en la plataforma.
Una producción realizada por los estudios nipones Ufotable y que traslada a la pantalla las aventuras del joven cazador de demonios Tanjiro Kamado, en una primera temporada compuesta por 26 capítulos, de alrededor de 23 minutos de duración cada uno.
Los cuales llevan al espectador a una ágil, colorida y, por momentos, violenta historia que tiene su punto de partida un poco antes de que los demonios aparecieran en la existencia de Tanjiro, cuando vivía tranquilamente junto a su madre y hermanos en la montaña.
Una tragedia y una nueva vida
Y, como es habitual, él viaja al pueblo más cercano para vender carbón. Sin embargo, no puede llegar a casa antes del anochecer y debe dormir en casa de un vecino, quien le habla de demonios que visitan el lugar, malignos seres de los que alguna vez le contó su abuela.
Aunque en ese momento el chico no presta atención a lo que cree un simple cuento, al llegar a su hogar descubre con horror que su familia ha sido atacada y devorada por un demonio, salvándose apenas con vida su hermana Nezuko.
En medio de las lágrimas, Tanjiro inicia un viaje por la nieve, con su hermana sobre la espalda, para encontrar ayuda. Pero la jovencita ya no es la misma, porque tras el ataque comenzó a convertirse en una criatura hambrienta de carne humana.
Sin embargo, la aparición de un extraño salva al adolescente. Este es un espadachín asesino de demonios, llamado Giyū Tomioka, que se sorprende por la habilidad física del chico y porque Nezuko, a pesar de ser una asesina, protege a su hermano.
Un evento que lleva a Tanjiro y su Nezuko en la búsqueda de Sakonji Urokodaki, el entrenador, que a petición de Giyū, convertirá al muchacho en un potencial asesino de demonios. Una sacrificada preparación de casi dos años que finalmente rendirá frutos.
Recorriendo Japón como Cazador de Demonios
Así, luego de pasar una prueba final en una montaña atestada de criaturas hambrientas de carne humana, Tanjiro logra obtener su título de Asesino de Demonios, como también su uniforme, su katana y el cuervo que se convertirá en su mensajero.
Un ave que le indica dónde debe dirigirse a cumplir su labor, en pueblos y ciudades, y siempre en compañía de Nezuko -quien al dormir puede reponer energía-; como cuando debe viajar a Tokio y se maravilla por lo moderna que es la urbe a inicios del siglo XX.
Un lugar donde se topará con dos personajes claves de su aventura: Muzan Kibutsuji, el milenario primer demonio que puede moverse entre los humanos, y la Srta. Tamayo, una doctora que fue convertida en demonio por Muzan, pero logró controlar la maldición.
Solo una muestra de la extensa lista de humanos y criaturas asesinas que van sumándose a la historia con el paso de los capítulos, mientras Tanjiro recorre Japón, luchando contra el mal al mismo tiempo que busca la manera de revertir la situación de Nezuko.
En una serie imperdible no solo para los fanáticos del manga de Koyoharu Gotōge, o el anime en general, sino cualquier espectador con criterio formado que quiera disfrutar de un programa que no deja espacio al aburrimiento gracias a su imparable relato.
El que además cuenta con la imperdible cuota de comedia y algunos de los fondos y escenarios más bellos del género -como sus bosques nevados, los árboles floridos o un luminoso Tokio nocturno-, además de un nivel de animación remarcable.
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