Con su percepción termográfica y camuflaje invisibilizador, la criatura alienígena conocida como Depredador logró ubicarse como uno de los personajes más aterradores de la ciencia ficción fílmica.
El mismo que desde 1987, cuando se estrenó la película bautizada en su honor, comenzó un camino cinematográfico conformado por tres secuelas, más apariciones en el universo cinemático de Alien.
A lo que se suma una extensión de sus mortales aventuras por medio del cómic, novelas y videojuegos, que lo ha mantenido vigente hasta hoy. Cuando revive en pantalla en la cinta titulada Depredador: la presa. y que se estrena a través de Star+.
El cuarto filme con el cazador extraterrestre, que se ambienta muchos años antes de su visita ochentera a la Tierra, cuando un representante de su especie llega a la Norteamérica del siglo XVIII.
Una apuesta arriesgada, pero que logra retomar de la mejor forma la saga de ficción bajo la dirección de Dan Trachtenberg (Avenida Cloverfield 10), ambientándola en la Nación Comanche de 1719.
El peligro que amenaza las Grandes Llanuras
Cuando los Estados Unidos de América están lejos de establecerse y las Grandes Llanuras son habitadas por tribus como las de Naru (Amber Midthunder), una chica que desea convertirse en guerrera.
Sin embargo, como todas las mujeres del pueblo comanche, desde muy temprano debe dedicarse a labores como recoger plantas y tubérculos para la comida, y ayudar a su madre en la tienda en que viven.
Lo que no le impide soñar con ser parte del grupo de aguerridos jóvenes que lidera su hermano Taabe (Dakota Beavers), usando su dotes de rastreo y la habilidad con su tomahawk o hacha.
Las dotes que serán claves para enfrentar a una mortal criatura o mupitsel -monstruo en lengua comanche- que desolla animales de todo tipo a su paso. La cual, como el público ya sabe, es un Depredador.
Quien al inicio del relato llega con su nave a la Primera Nación para hacer lo que su especie acostumbra: cazar. Lo que realiza de forma sanguinaria y despierta las alarmas entre Naru y su tribu.
La valentía de la joven y aguerrida Naru
Los que primero piensan que es un puma y más tarde un oso. Pero la valiente chica, que siempre rastrea en compañía de su perro Sarii, descubre que están en presencia de un horror mayor.
El que toma la vida de varios guerreros y tramperos franceses -otro de los peligros que acechan a los pueblos originarios-, obligando a la protagonista a confrontar a un enemigo con armas increíbles.
Un enfrentamiento mortal entre verdes prados y zonas boscosas ancestrales, donde Naru blande su tomahawk y usa las propiedades de las plantas para increíblemente combatir láseres y una biomáscara.
En la inusual contraposición de tecnología alienígena y defensa ancestral, donde el ingenio y el valor se vuelven los elementos claves. Al mismo tiempo que Naru da un paso hacia su madurez física y emocional.
Lo que hace de Depredador: la presa una singular e imperdible precuela, que se atreve a ir más allá de la ficción con algo de espanto, reviviendo la franquicia con mayores cuotas de dramatismo y suspenso.