Para Daniel Levy existe un antes y un después en su carrera: Schitt’s Creek, la sitcom que le dio fama con su rol de David Rose y le abrió las puertas a proyectos como Despertar del duelo.
La cinta dramática que se convierte en su primer título para Netflix, después de haber firmado un acuerdo con el servicio para escribir y producir guiones de series y películas.
Aunque acá el actor canadiense fue más allá del simple argumento, asumiendo el protagonismo del filme como también su dirección, en un gran salto profesional.
El que asume desarrollando una trama que se enfoca en mostrar cómo un artista supera la pérdida de su esposo con la ayuda de sus amigos, encarando algo más que el duelo.
Ya que también apunta a ver cómo el protagonista y su entorno asumen mentiras, o mejor dicho cosas que se esconden, carencias y el miedo a aferrarse a la vida y el amor.
Lo que Levy desarrolla con un guión algo sobrecargado de diálogos y frases poéticas, pero que finalmente logra dejar en el espectador una buena y cálida impresión.
Un cambio difícil de superar
Lo que la cinta concreta al sumar toques de comedia al dramatismo de su trama, además de contar con la gran química que surge entre el personaje central y sus coprotagonistas.
La que sirve de pilar al relato que se inicia con el pintor e ilustrador Marc (Levy) y su marido novelista Oliver (Luke Evans), ofreciendo una fiesta de Navidad en su casa de Londres.
A la que concurren muchos de sus cercanos, entre los que se destacan los mejores amigos de Marc: el galerista Thomas (Himesh Patel) y la diseñadora Sophie (Ruth Negga).
Quienes serán claves luego de que, esa misma noche, Oliver muera en un accidente automovilístico y el protagonista deba seguir con su vida a pesar del dolor de su pérdida.
Un sentimiento que lo acompaña hasta un año después, cuando conoce lo que decía la tarjeta navideña que su marido le dio antes de morir y descubre que tenía otra relación.
A lo que sigue un viaje a París en compañía de Thomas y Sophie que marcará un punto de inflexión para Marc, pero también para sus amigos, en el plano afectivo y creativo.