Para los habitantes de Parral era la sociedad de beneficencia que ayudaba a las familias del sector, pero para el resto de Chile eran los inmigrantes guiados por Paul Schäfer, la oscura figura asociada con el régimen de Pinochet y el abuso a menores que revive en Dignidad.
La nueva apuesta de Amazon Prime por el talento e historias locales tras El presidente y La jauría, que une a productoras alemanas y chilenas para recrear la historia de Schäfer y su culto, mezclando realidad y ficción, como se reafirma en el inicio de cada uno de sus ocho capítulos.
El relato del primero de estos comienza hace varios años, en los 70, cuando el pequeño Pedro observa por una ventana del enclave alemán a un grupo de niñas. Algo prohibido en el lugar que provoca que sea enviado con Schäfer (Götz Otto) a recibir un castigo.
Luego la serie lleva al espectador al Santiago de 1997, donde el abogado Leo Ramírez (Marcel Rodríguez) recibe un llamado del juez Jiménez (Alejandro Trejo). Ya existen varias pruebas de abuso contra el líder de Colonia Dignidad y es hora de atraparlo.
Una labor que encomienda a Ramírez no solo por ser un fiscal que estudió en Berlín, por lo que maneja a la perfección el alemán, sino porque su propio pasado se conecta con las oscuras instalaciones en Parral, como poco a poco se va revelando en la narración.
Tras su llegada a la comuna ubicada en el Maule, Ramírez se une a la policía local para ir a tomar preso a Schäfer, por acusaciones de abuso a menores -más de 20 solo en los últimos seis años-, a pesar del apoyo que éste tiene en el sector.
Suspenso y traumas de infancia
Pero no solo los parralinos ven al alemán y su colonia como un símbolo de ayuda a la comunidad, en especial por su hospital a disposición de los lugareños; las autoridades locales, simbolizadas en el Senador Ríos (Hernán Vallejos), también lo protegen.
Por eso no es extraño que el mismo jefe policial ponga reparos a la orden de detención y Ramírez solo reciba apoyo de una funcionaria, Pamela Rodríguez (Antonia Zegers). Pero el procedimiento no llega a buen término, ya que Schäfer no estaría en el lugar.
Sin embargo, como ya lo sabe el público, el líder de la secta está más cerca de lo que piensan: escondido en un subterráneo con la ayuda de sus más cercanos, su hija adoptiva Ava (Julieta Figueroa) y el Dr. Bernard Hausmann (Devid Striesow).
Así comienza un juego del gato y el ratón, con la historia de suspenso policial dividida entre los 70 y los 90; para mostrar el actual accionar de Ramírez, como también lo que sucedió en la colonia cuando era niño y su hermano Pedro desapareció en extrañas circunstancias.
Un “accidente” relacionado con Schäfer, un funcionario de la embajada alemana y un militar directamente conectado a Pinochet. Hecho del que fue testigo Pedro y cambió para siempre su vida como también la de Anke (Jennifer Ulrich), pieza clave del relato en 1997.
De esta manera, Dignidad va reconstruyendo, entre ficción y realidad, uno de los pasajes más oscuros de la historia chilena reciente, marcada por la figura de un pederasta y torturador. Con un ritmo y reconstrucción de época al nivel de las mejores series del mundo.