A pesar de que muchos critican su “liviandad” y el reiterado uso de elementos cliché, la novela romántica es uno de los géneros más vendidos y también más replicados en la pantalla. Algo que se reafirma con la llegada a Netflix de Dulces Magnolias.
Bajo ese título se despliegan los 10 episodios que llevan a la pantalla las vivencias y desventuras de las mejores amigas Maddie, Helen y Dana Sue, quienes son parte del mundo literario de la serie de libros que lanzó Sherryl Woods entre 2008 y 2014.
Ahora los seguidores de la prolífica escritora estadounidense ven cómo los personajes dejan las páginas y se convierten en personas de carne y hueso, en medio de la bucólica belleza del poblado de Serenity, en Carolina del Sur.
Así, en sus minutos iniciales se reencuentran con Maddie (JoAnna García Swisher), quien enfrenta la reciente separación de su esposo, el médico Bill Townsend (Chris Klein), quien abandonó a su familia tras embarazar a la enfermera Noreen (Jamie Lynn Spears).
Un mal momento que Maddie logra sobrellevar gracias al apoyo de sus compañeras de toda la vida: Dana Sue (Brooke Elliott) y Helen (Heather Headley), quien es además su abogada y no dejará que su marido venda la casa donde crecieron sus tres hijos.
A pesar del protagonismo inicial de Maddie y sus conflictos familiares -donde también se ubican los problemas escolares y deportivos que afronta su hijo mayor, Ty (Carson Rowland)-, al seguir los episodios también se descubren los contratiempos de sus amigas.
Los que en el caso de Dana Sue giran en torno al manejo de su restaurante y la conflictiva actitud de su hija quinceañera Annie (Anneliese Judge), y en el de la resuelta Helen, en su creciente deseo de ser madre, aunque no tenga ninguna relación amorosa.
Un relato de mujeres para mujeres
Esto se complementa con la compra en conjunto de una antigua e inmensa casa local que el trío de amigas convertirá en un spa para las mujeres de Serenity, y la aparición de una gran empresa que quiere modernizar el centro del poblado.
Sin olvidar el romance, esencial en las novelas en que se basa Dulces Magnolias y que se hace presente en la naciente relación entre Maddie y el musculoso entrenador Cal (Justin Bruening) o el coqueteo de Helen con el chef Erik (Dion Johnstone).
Así, entre conflictos personales y otros más colectivos, la serie replica la esencia literaria de las novelas de Woods y enfoca su relato en las mujeres, el mismo tipo de público que han convertido a la escritora en una multiventas del mercado estadounidense.
Y pese a que Dulces Magnolias puede ser visto por todo público, serán las espectadoras quienes sin duda se sentirán más cercanas a los pequeños grandes conflictos del trío protagónico -que nunca llegan al gran drama- y cómo los enfrentan apoyadas la una en la otra.
Todo ambientado en un colorido poblado, donde los rumores se desplazan a la velocidad de la luz, y en medio de una trama que en varios momentos puede sentirse demasiado edulcorada. Aunque en días de pandemia como hoy hace bien algo de azúcar.