Drama y romance es una combinación que por años ha seducido a los espectadores y de tanto en tanto Netflix le da el gusto a los seguidores de este subgénero con realizaciones como su nueva película original hecha en Japón: Efímera como la sakura.
Una cinta que lleva a la pantalla la novela Sakura no youna boku no koibito (en español Mi amante de las flores de cerezo), del escritor Keisuke Uyama y que fue best seller en su país de origen, antes de ser adaptada para la pantalla por Tomoko Yoshida.
Un libro publicado por Shueisha hace ya cinco años, que hace alusión a la fugacidad de los cerezos en flor a través del romance de Haruto y Misaki. Misma historia que hoy se puede conocer en el resto del mundo gracias a la cinta dirigida por Yoshihiro Fukagawa.
La cual se inicia con Haruto Asakura (Kento Nakajima) recordando cuando cambió su vida, después de que por un tiempo de visitar la Peluquería Penny Lane para ser atendido por Misaki Ariake (Honoka Matsumoto), ella aceptó tener una cita.
Pero claramente llegar a esa instancia para el aspirante el fotógrafo no fue fácil, ya que tuvieron que pasar seis meses desde que conoció a la jovial estilista hasta que ella accidentalmente cortó el lóbulo de su oreja en vez de su pelo.
Esto llevó a que Misaki se sintiera tan culpable que aceptara salir con su cliente para ver las flores de los cerezos en flor, llamadas sakura en japonés, instante en que él le confiesa a la chica que por ahora ha dejado de lado la fotografía.
El oscuro obstáculo del destino
Un primer encuentro que no termina tan bien, ya que ella le molesta su decisión y lo insta a no abandonar sus sueños. Sin embargo, al pasar algunas semanas, Haruto la llama para contarle que volvió al estudio del fotógrafo publicitario donde trabajaba.
Y con su primer sueldo la invita a cenar y además de hacerle un regalo atrasado por su cumpleaños número 25 -un porta tijeras del color de la sakura-, le confiesa que está enamorado de ella. Declaración que hace que la chica le pida ser su novio.
Desde ese momento la pareja comparte sus horas libres paseando, comiendo y yendo al cine, aunque Misaki casi siempre se queda dormida en la función. Pero el destino le tiene preparada una oscura sorpresa a la alegre muchacha.
Tras sentirse enferma por varios días, su hermano, Takashi (Kento Nagayama), decide llevarla al hospital y tras varios exámenes se descubre que sufre de progeria, o síndrome de Hutchinson-Gilford, que acelera el envejecimiento y en un año será una anciana.
Ante esto, Misaki le miente a Haruto y lo aleja de su vida diciéndole que volvió con su ex novio. Todo lo que se desarrolla en solo el primer tercio de una narración que, a pesar de lo extenso del metraje, puede sostener su dramático relato durante dos horas.
En el inicio del verdadero eje de Efímera como la sakura: la distancia entre los enamorados. Cuando ella y su familia encaran los cambios físicos y emocionales de la enfermedad, él trata de seguir adelante y hasta el espectador más duro deja caer varias lágrimas.