Con el éxito de la película Oppenheimer y su trama sobre el desarrollo del explosivo nuclear que definió una época, era de esperar que surgiera un título como Einstein y la bomba.
Ya que el documental original de Netflix viene a mostrar la relación del científico alemán con este poderoso invento, además de recapitular un pasaje clave de su existencia.
Lo que la pieza producida por BBC Studios, bajo la dirección de Anthony Philipson (The Last Kingdom) realiza a lo largo de poco más de una hora de narración.
La que en su partida deja en claro que lo que se verá se basa en la realidad y todas las palabras que contiene las dijo o escribió en algún momento Albert Einstein.
Así, sus discursos, cartas y entrevistas se convierten en el ingrediente esencial de la cinta, particularmente para dar vida a los diálogos que son parte de sus recreaciones dramáticas.
Un docudrama sobre el famoso científico
El denominado docudrama -también usado en Alejandro Magno: La creación de un dios-, que acá tiene como figura central al físico teórico desde que se le muestra en 1955.
Cuando está en Princeton, Nueva Jersey, claramente agobiado, como lo denota la interpretación que hace de él Aidan McArdle, por lo que ocurrió con la bomba en Japón.
Para luego escuchar decir que: “si hubiera sabido que los alemanes no conseguirían fabricar una bomba atómica, no habría ayudado a abrir esa caja de Pandora“.
Ya que uno de los objetivos del documental es evidenciar cómo al físico los afectaron contradicciones emocionales después del desarrollo de la primera arma nuclear.
Además del gran punto de inflexión en su vida: cuando debió abandonar Alemania, luego de que Adolf Hitler alcanzara el poder en 1933 y su existencia fuese puesta en peligro.
La contradicción emocional de Einstein
Cuando ya era uno de los científicos más famosos del mundo y buscó refugio en Norfolk, Inglaterra, en una cabaña en la propiedad de Locker-Lampson (Andrew Havill).
Donde es resguardado por dos tiradoras y los detalles de su estadía se van mezclando con saltos temporales, para mostrar cómo él se desarrolló en el área científica.
Pero también revelar el avance nazi y la opresion a los judíos, que lo llevarían a ofrecer un discurso en Londres tras el cual viajaría a EE.UU. y no volvería nunca más a Europa.
El lugar en que después mandaría una carta al presidente Roosevelt -de la que luego se arrepentiría-, alertando sobre la investigación alemana de una nueva fuente de energía.
En la que además lo exhorta a acelerar el trabajo que impulsa el Proyecto Manhattan, el mismo de donde nació la bomba atómica que convirtió a la ciencia en pesadilla.