El baile de los 41: el drama de Netflix que revive un pasaje de la historia mexicana marcado por la intolerancia
Este drama de época revive una historia real, un grave hecho de homofobia que ocurrió en la Ciudad de México a inicios del siglo XX.
Homofobia. Una palabra que en pleno siglo XXI debería estar erradicada de nuestra sociedad, pero tristemente sigue presente. La cual se convierte en el eje de la cinta mexicana El baile de los 41 para remover conciencias a través de una historia real.
Una que ocurrió el 17 de noviembre de 1901, cuando la policía realizó una redada en una fiesta en el centro de Ciudad de México y arrestó a los 42 hombres que en ella participaban, la mitad vestidos como mujeres. Pero hubo un nombre que desapareció de la lista.
Este era el de Ignacio de la Torre, el yerno del entonces presidente mexicano, Porfirio Díaz, quien fue parte de la velada, pero para evitar el escándalo lo restaron del grupo, transformando al escándalo de la época simplemente en “el baile de los 41”.
El mismo que bajo la dirección de David Pablos llega a la plataforma de Netflix convertido en una narración fílmica que se inicia un poco antes de la mencionada “afrenta a la moralidad”. Cuando se realiza la fiesta de compromiso de De la Torre (Alfonso Herrera).
Un evento que reúne a lo más granado de la sociedad mexicana de comienzos del siglo XX y donde el Presidente Díaz (Fernando Becerril) le deja muy en claro a su yerno que tendrá su apoyo en la política si cumple con hacer feliz a su hija preferida: Amada (Mabel Cadena).
Pero la promesa es casi imposible de cumplir para el diputado De la Torre, ya que está muy lejos de sentir pasión por su nueva esposa, como queda expuesto la misma noche de bodas. Sin embargo, su ambición y la moral de la época lo llevan a ocultar su orientación sexual.
Un club secreto para ser ellos mismos
Algo que le ocurre a varios integrantes de la alta sociedad de la capital azteca, quienes han encontrado refugio en un exclusivo club cuyas instalaciones están disimuladas por una tienda de puros. En ese círculo secreto sus integrantes pueden ser ellos mismos.
Un grupo heterogéneo en edades y ocupaciones, que en una desinhibida ceremonia recibe a su integrante número 42: Evaristo Rivas (Emiliano Zurita), un joven abogado que ha comenzado una relación con De la Torre luego de que se conocieran en el trabajo.
De manera paralela también se ve cómo Amada poco a poco va resintiendo la lejanía de su esposo, quien casi todas las noches llega muy tarde del trabajo y, no en pocas ocasiones, no aparece hasta la mañana siguiente, dejándola solo en compañía de los sirvientes.
Pronto, las pocas ocasiones en que la pareja está junta se convierten en momentos de recriminación por parte de Amada, quien sospecha de la relación de su marido y Evaristo, y le exige que le de un hijo. Lo que empeora cuando ella descubre unas románticas cartas.
Así la tensión también comienza a apoderarse del relato de El baile de los 41, que es pródigo en primeros planos donde las miradas reemplazan a las palabras, en medio de una cuidada puesta en escena de época, a la que la fotografía de Carolina Costa sabe sacarle gran partido.
Además del buen trabajo de su elenco, donde se destaca Herrera como el altivo, pero a la vez enamorado De la Torre. La pieza esencial de una cinta que reimagina los hechos anteriores a un grave pasaje de intolerancia de la historia mexicana, poniendo el foco sobre la homofobia y la transfobia que siguen demasiado presentes en la actual sociedad latinoamericana.
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