Hace dos años Ryan Murphy dejó Fox para comenzar una lucrativa asociación con Netflix -de US$300 millones- que en solo un par de años, de un total de cinco, ha dado vida a media decena de títulos, con el largometraje musical El baile como su más reciente adición.

Una película donde las canciones reemplazan a los parlamentos y que lleva a la pantalla una obra de Broadway, como Murphy ya lo hizo con Los chicos de la banda, con un elenco que reúne a Meryl Streep, Nicole Kidman y James Corden, entre otros.

Una selección de lo más granado del cine, la TV y el streaming actual, que se convierte en la carta de presentación de una nueva aventura con su firma, donde confluyen una vez más su colorida y en momentos abrumadora estética, y su campaña por la inclusión.

Con sus raíces en la comedia musical de Matthew Sklar, Chad Beguelin y Bob Martin, El baile inicia su relato una ciudad de Indiana para rápidamente saltar a Broadway, donde Dee Dee Allen (Streep) y Barry Glickman (Corden) celebran el estreno de su obra Eleanor!

Una pieza centrada en la figura de la esposa del Presidente Roosevelt que no es tan bien recibida por la crítica como esperaban. Todo un balde de agua fría para sus inflados egos que los deja al borde de la depresión hasta que alguien les da una singular idea.

De Broadway a Indiana

Es su colega Angie Dickinson (Kidman) quien descubre en redes sociales la noticia de una secundaria, en la ciudad de Indiana del comienzo de la trama, cuyo baile de graduación el centro de apoderados canceló para evitar la asistencia a él de una de sus alumnas.

Una jovencita de 17 años llamada Emma Nolan (Jo Ellen Pellman) que soñaba con asistir a la fiesta de cierre de su vida escolar en compañía de su novia. Algo no bien visto por una sociedad escolar con una mirada temerosa y arcaica sobre la diversidad sexual.

Pero Dee Dee y Barry se unen a Angie y Trent Oliver (Andrew Rannells) -un desempleado actor formado en Juilliard- para ayudar a Emma y de paso obtener publicidad para sus alicaídas carreras, viajando gratis en el bus de una compañía que se encuentra de gira.

Así el grupo arriba a Edgewater, donde se hacen notar al aparecer de improviso en una reunión de la secundaria James Madison, en la cual están Emma, el juicioso director Hawkins (Keegan-Michael Key) y la “villana” Sra. Greene (Kerry Washington).

Esta última es la intolerante presidenta del centro de padres y apoderados que estuvo tras la cancelación del baile, que desconoce un hecho clave en la historia: su única y casi perfecta hija Alyssa (Ariana DeBose) es, a escondidas, la novia de Emma.

Un musical con la firma de Murphy

Desde ese momento, Dee Dee y compañía encontrarán un aliado en el director Hawkins, quien además es un fanático de los musicales de Broadway y profesa una profunda admiración por esta diva, mientras se adaptan a la “normalidad” de Edgewater.

Y comienza en El baile una sucesión de coloridos números musicales, en los que sus protagonistas ponen a prueba sus dotes vocales, mientras el espectador que no es seguidor del género sentirá que va a bordo de una montaña rusa, que cae de una canción a otra.

Donde además Meryl Streep reafirma su talento para enfrentar el desafío de cualquier género cinematográfico, en tanto Corden lucha contra la caricaturización de su personaje y Kidman queda relegada a un plano más secundario.

Pero para los seguidores del trabajo audiovisual de Murphy, El baile es un depurado ejemplo de su estilo, con una cámara casi siempre en movimiento y un ritmo que no decae nunca a lo largo de las más de dos horas que dura su destellante espectáculo.

Un divertimento visual que en momentos se vuelve algo empalagoso, pero que no defraudará a quienes disfrutaron con series y miniseries como The politician, Hollywood y Ratched, echando aún de menos lo que el denominado “rey Midas de la TV” logró con Glee.

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