Todo indica que la Navidad se acerca: los árboles ya están siendo decorados multicolores, los videos más buscados en YouTube son los villancicos y Vanessa Hudgens está estrenando una nueva película dedicada a esta festividad en Netflix. Su nombre, El Caballero de la Navidad (The Knight Before Christmas, en su título original en inglés).
Es una película romántica y tierna para cobijarnos en el sofá, mientras la nieve cae por la ventana. ¡Oops! Verdad que por acá estamos en verano. No importa, igualmente es una película para sentir la felicidad y el optimismo de que la Navidad está llegando a casa.
Enviado desde un pasado renacentista, donde ser un caballero del Rey es un gran honor, Sir Cole (Josh Whitehouse) tiene una misión por cumplir en el futuro.
Pese a que no sabe bien qué es lo que realmente debe hacer, este joven se encuentra perdido en Ohio, pero en su camino se topa con Brooke (V. Hudgens), quien lo ayudará en esta búsqueda de propósito.
Más bien se ayudarán mutuamente, pues nuestra protagonista está totalmente desilusionada del amor. Su ex le fue infiel y su mala suerte es tal que se lo topa en todos los lugares a donde va. Para ella ya no existen esos príncipes azules de lo que tanto hablan en los cuentos de hadas.
Una damisela encantada
Con la nobleza de su coprotagonista, y obviamente su galantería, Brooke se olvidará de ese mal amor. Literalmente podríamos decir que, con escudo en mano y armadura puesta, este caballero de otra época rescata a esta damisela de su aislada torre de desilusión. Pese a renegarlo, su vida se convierte en un verdadero cuento de hadas.
También hay que destacar que en esta película no existen antagonistas. Si bien el ex novio de Brooke podría entrar en esa categoría, al no interactuar con los personajes, bien poco y nada sabemos de él.
Que no exista un despreciable personaje que quiera arruinar la Navidad para esta pareja es interesante, puesto que nos da la sensación de la fiesta perfecta. Una verdadera Noche Buena.
Otra película que podríamos sumar a los clásicos para esta época del año. Con una trama media surrealista y muy poco creíble, las emociones que evoca nos hacen viajar a la infancia, donde no existían los imposibles. Una hora y media para volver a sentirnos niños.