Después de preocupar a sus seguidores por una crisis de salud desconocida, Jamie Foxx vuelve a hacer noticia, pero de manera más que positiva con El clon de Tyrone.
La recomendable película de Netflix que él protagoniza junto a John Boyega (Star Wars: el ascenso de Skywalker) y Teyonah Parris (WandaVision), bajo la dirección de Juel Taylor.
Quien hasta el momento había dirigido capítulos de series y realizado el guión de largometrajes como Creed 2 (2018), para ahora repetir ese último rol en compañía de Tony Rettenmaier.
Y así concretar la cinta que le da un nuevo sentido a la comedia con su particular homenaje al blaxploitation de los 70, el subgénero protagonizado por la comunidad afroestadounidense.
El que Juel revisita mientras combina de forma precisa la sátira, el suspenso y la ciencia ficción, en el relato ambientado en Glen, un barrio ubicado en algún lugar del sur de EE.UU.
Donde vive Fontaine (Boyega), un traficante que repite diariamente la rutina de marcar territorio y recibir el dinero recolectado por sus socios, hasta que un cliente no paga lo adeudado.
Una organización en las sombras
Lo que obliga al duro Fontaine a visitar el motel de segunda donde se hospeda el proxeneta Slick Charles (Foxx), para cobrarle y después salir a encarar una extraña experiencia.
Ya que al abandonar el lugar, el dealer es emboscado por un rival y asesinado. Pero a la mañana siguiente aparece en su cama y comienza el día como siempre.
Hasta que nuevamente visita a Charles y este le asegura que lo vio muerto, despertando una alarma en Fontaine que lo llevará a ver con otros ojos lo que sucede en su barrio.
Y encarar una extraña aventura en compañía del mismo Charles y la prostituta Yo-Yo (Parris), que llevará al trío a descubrir una sospechosa instalación subterránea.
La que se relaciona con los extraños experimentos de una organización en las sombras, que desde hace un tiempo controla a los lugareños por medio de sus gustos estereotipados.
Todo en medio de una ambientación retrofuturista, donde conviven las vestimentas y música del blaxploitation setentero con teléfonos celulares y referencias contemporáneas.
Lo que es enfatizado por el uso del grano en la imagen, que subraya la singularidad de El clon de Tyrone, junto a su ingenioso y agudo guión, buenas actuaciones y algunos cameos inesperados.