Las series de terror en Netflix tiene un antes y un después marcado por el nombre de Mike Flanagan, el realizador detrás de títulos como La maldición de Hill House y la nueva El Club de la Medianoche.
El último espacio con la firma del creador estadounidense que ha sabido moverse por uno de los géneros preferidos del público con cintas como Silencio y especialmente sus espacios para el streaming.
En el cual debutó en 2018 con Hill House, su aplaudida adaptación para la novela gótica de Shirley Jackson, para continuar cambiando la historia del horror en la pantalla chica con La maldición de Bly Manor.
Su mirada al famoso libro Otra vuelta de tuerca, de Henry James, al que luego se sumaría Misa de medianoche, donde dejó de lado las adaptaciones literarias y cambió las casonas embrujadas por una isla.
Todas producciones muy bien recibidas por el público y la crítica a las que hoy se suma la no menos singular e interesante apuesta serial El Club de la Medianoche, donde visita la obra de Christopher Pike.
La llegada de Ilonka a Brightcliffe
El autor de novelas para jóvenes adultos que está detrás del volumen homónimo que sirve a Flanagan para construir un relato de 10 emisiones anclado en el terror, pero que se nutre esencialmente de drama.
El que ambienta a inicios de la década de los 90 y tiene su punto de partida cuando Ilonka (Iman Benson) recibe la demoledora noticia de que sufre de cáncer a la tiroides y debe dejar la secundaria.
Pero el tratamiento no produce el efecto deseado y la enfermedad se expande a sus pulmones, por lo que la adolescente pasa a ser enferma terminal y decide estar sus últimos meses en un lugar especial.
Este es el Brightcliffe Hospice, la institución dirigida por la doctora Georgina Stanton (Heather Langenkamp) que desde hace décadas ofrece descanso y compañía a jóvenes en su misma condición.
Donde Ilonka conoce al grupo conformado por Kevin (Igby Rigney), Spence (William Chris Sumpter), Natsuki (Aya Furukawa), Sandra (Annarah Cymone), Cheri (Adia) y Amesh (Sauriyan Sapkota).
El pacto de los integrantes del club
Sin olvidar a Anya (Ruth Codd), su compañera de cuarto y quien la recibe no muy cálidamente, pero con el paso de los capítulos se convertirá en una pieza esencial de la vida de Ilonka.
Quien encuentra un fuerte nexo con estos jóvenes por compartir enfermedades que los llevan a enfrentar un oscuro destino y pasar a ser parte del denominado Club de la Medianoche.
La fraternidad que lleva a todos los chicos en Brightcliffe a juntarse cada noche en la biblioteca del lugar para compartir historias de terror y suspenso, que también se relacionan con sus sueños y secretos.
Y cuyos miembros han hecho el pacto de que después de morir van a tratar de comunicarse con los demás para demostrar que hay vida en el “otro lado”, aunque hasta el momento nadie lo ha hecho.
Un convenio que se une a otros elementos como la secta Paragon y la curación milagrosa, además de fantasmales presencias que suman más horror a una serie marcada por el drama y la esperanza.
Lo que hace de El Club de la Medianoche una apuesta diferente y enriquecedora en la carrera de Flanagan, que si bien tiene algo de terror, es más que nada una narración sobre amistad, crecimiento y resiliencia.