Cuando en 1982 Jim Henson, el creador de Los Muppets, hizo la película Dark Crystal usando sólo marionetas y escenarios hechos a mano, convirtió su obra en una de culto, hasta la fecha admirada por los amantes de la fantasía y la animación. Hoy Netflix revive esa magia con El Cristal Encantado, La Era de la Resistencia (The Dark Crystal, Age of Resistance, en inglés), una serie que también está hecha sólo con muñecos.
Aquí, todo es artesanal, partiendo por la confección de las marionetas a cargo de The Jim Henson Company y su casa de desarrollo de personajes. Nada de efectos creados por computador, lo que le da una belleza extra al trabajo del director Louis Leterrier y de todos sus colaboradores.
La que ahora se estrena en Netflix es una precuela del filme de los 80, tan delicadamente hecha que es un panorama ideal para ver en familia (es para mayores de seis años, eso sí, porque su trama puede resultar un tanto alambicada para niños más chicos).
Un planeta en peligro
La serie nos sitúa en el planeta Thra, donde el Cristal Verdadero (algo así como la Pacha Mama), le da equilibrio al ecosistema y hace que haya armonía en todo el lugar, alumbrado por tres soles.
Sin embargo, engañados, los gobernantes de Thra entregan la custodia del cristal a los skekses, unos seres malévolos, especies de buitres enormes, que profitan del poder del cristal para alcanzar la propia vida eterna y mandar sin contrapeso, lo que provoca el desequilibrio en el planeta.
Son los gelflings, uno de los clanes que habitan Thra, los que deberán rebelarse y proteger el Cristal Verdadero con la ayuda de otras tribus, superando temas muy actuales que se ven reflejados en el relato, como la segregación racial (los clanes no se mezclan) y el rechazo a la diferencia.
Es tanto el peligro que corre el planeta y sus habitantes, que emprenden una cruzada para unir fuerzas y combatir la oscuridad, uno de los conceptos que la producción pone de relieve y que viene muy al caso ante la amenaza que hoy vive el planeta Tierra por el cambio climático.
Se trata, en síntesis, de una serie encantadora que mantiene el espíritu y el look de la cinta original, joya de 1982 que también se puede ver en Netflix.
Muy recomendable como panorama familiar, hecha con cariño y artesanía, eso que a veces se echa de menos en producciones que parecen realizadas por máquinas, sin alma.
No es perfecta —un par de escenas con las marionetas corriendo se ven algo irreales— pero eso es precisamente lo que la hace más delicada e interesante.
Y para los fans de los datos, ojo con éste: la voz de la reina de los gelflings está a cargo de la extraordinaria actriz inglesa, Helena Bonham-Carter. Y eso no es todo, porque otros actores reputados, como Mark Hamill, Lana Headey y Alicia Vikander, pusieron sus voces al servicio de esta serie.