El diablo a todas horas: un violento drama sobre la miseria humana
Antonio Campos dirige la película original de Netflix que lleva a la pantalla la novela homónima de Donald Ray Pollock, con un elenco que incluye a Tom Holland y Robert Pattinson.
En 1954, el pequeño poblado de Knockemstiff, en Ohio, fue el lugar de nacimiento de Donald Ray Pollock. Uno de los sitios que con el paso de los años se convertirían en escenario de sus relatos y de su primera y aplaudida novela: El diablo a todas horas.
Un libro con el que el ex obrero y chofer de camiones se hizo de un nombre en la literatura norteamericana y que inspira la película homónima que llega a Netflix bajo la dirección del realizador y guionista neoyorquino Antonio Campos.
De esta manera, sus páginas ancladas en la literatura gótica sureña se convierten en imágenes en El diablo a todas horas, donde una voz en off que explica al espectador que la historia que verá a continuación une las vidas de personas tanto de Knockemstiff como de Coal Creek, Virginia.
Entre ellos la familia Russell, que en 1957 arrienda una casa en esa primera localidad rural, donde el pequeño Irvin, de nueve años de edad, pasa el tiempo libre junto a su perro antes de que su padre regrese y lo obligue a rezar bajo la improvisada cruz que construyó.
Este último es Willard (Bill Skarsgård) y se reencontró con la religión tras casarse con Charlotte (Haley Bennett) y ser padre, ya que por un largo tiempo el trauma de la Segunda Guerra, y un violento pasaje relacionado con una crucifixión, lo hizo alejarse de Dios.
Pero sus plegarias, y un inesperado sacrificio, no valen de nada ante el cáncer que ataca a su esposa y le quita la vida. Una pena que Willard no logra manejar y lo lleva al suicidio, dejando a Irvin al cuidado de su abuela Emma (Kristin Griffith).
Entre religión y pecado
Una tragedia que es solo el inicio de un violento relato que además muestra las historias de otros personajes, quienes, como lo advirtió el narrador -ni más ni menos que el propio Pollock-, terminarán de una u otra forma miserablemente vinculados.
Así también se hacen presentes las figuras de Sandy y Carl Henderson (Riley Keough y Jason Clarke), matrimonio que deja escapar su psicopatía por las carreteras y que está emparentado con el corrupto sheriff de Meade, Lee Bodecker (Sebastian Stan).
Sin embargo, quien aúna la trama es un ahora adolescente Irvin (Tom Holland), que vive junto a su abuela, su tío Earskell (David Atkinson) y Lenora (Eliza Scanlen), jovencita que también quedó huérfana muy pequeña y él protege como una verdadera hermana.
La misma que siguiendo los pasos de un padre que no conoció, el apasionado predicador Roy Laferty (Harry Melling), es una ferviente seguidora de la biblia y, por lo mismo, logra ser fácilmente seducida por el Reverendo Preston Teagardin (Robert Pattinson).
Así, entre religión y pecado, Campos va redibujando en pantalla el retrato de miserias, conflictos y resignación que Pollock hace en su novela a lo largo de siete capítulos, enfocados cada uno, a excepción del último, en sus principales personajes.
Por eso es meritorio que Campos -quien escribió el guión junto a su hermano Paulo- logre darle cohesión a sus historias, haciendo de El diablo a todas horas una buena, aunque compleja película, marcada por actos de fe, como también sanguinarios, y las actuaciones de su sobresaliente elenco.
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