El ejército de los muertos: el retorno de Zack Snyder en clave zombi
El director de cintas como 300 y La Liga de la Justicia llega a Netflix con la historia de un grupo de valientes que ingresa a una Las Vegas infestada de no-muertos.
Tras pagar su deuda con los fanáticos de los cómics al entregar su versión de La Liga de la Justicia, Zack Snyder salda otro compromiso. Y esta vez lo hace consigo mismo al estrenar finalmente El ejército de los muertos, un proyecto ideado por él hace ya lejanos 14 años.
Una película que nació bajo el alero de los estudios Warner Bros., pero cuya producción nunca prosperó. Hasta hace un par de años, cuando Netflix compró sus derechos y se retomó la realización del filme con que Snyder además recordaría sus inicios en el cine.
Esto porque con la ahora cinta original de la plataforma de streaming el realizador se reencuentra con el subgénero de terror que ya visitó en 2004, cuando dirigió la renovada visión de uno de los clásicos de George A. Romero: El amanecer de los zombis.
Donde conoció al personaje del horror que ahora es el eje de una historia que se inicia en el medio del desierto, cuando un convoy del ejército transporta un gran contenedor durante la noche. Pero un conductor distraído por su pareja ocasiona un grave accidente.
Un choque tras el cual el mencionado contenedor cae en medio del camino, liberando a la criatura con forma humana que transportaba. La que comienza a atacar ferozmente a los soldados, convirtiéndolos en asesinos como ella, para luego encaminarse a Las Vegas.
La propuesta millonaria que inicia todo
Así la ciudad del juego se convierte en epicentro de una epidemia zombi, obligando a las autoridades a blindarla con containers para que nadie, o nada, salga de ahí. Junto a la cual existe un campamento para potenciales infectados, similar a los de la frontera con México.
Poco después se conoce a Scott Ward (Dave Bautista), un ex mercenario que ahora debe trabajar como cocinero en un restaurante de comida rápida. Pero su suerte comienza a cambiar cuando recibe una propuesta por parte de Bly Tanaka (Hiroyuki Sanada).
El magnate que le propone un plan descabellado que podría hacerlo millonario: ingresar a uno de los principales casinos de Las Vegas para rescatar la inmensa cantidad de dinero que esconde su bodega, mientras en el exterior circulan cientos de no-muertos.
Aunque la idea parece absurda, y Tanaka no le cae bien, Ward necesita el dinero por lo que acepta la propuesta y comienza a reunir a quienes lo acompañarán en la aventura. Entre ellos sus ex compañeros del grupo de mercenarios conocido como Las Vengeance.
La primera es Maria Cruz (Ana de la Reguera), una mecánica y experta en armas que nunca ha perdido el contacto con Ward. A ella se suman el contemplativo soldado Vanderohe (Omari Hardwick) y la piloto de helicópteros Marianne Peters (Tig Notaro).
Una peligrosa visita a Las Vegas
El clan de viejos conocidos a los que se suman el influencer Mikey Guzman (Raúl Castillo), su amiga Chambers (Samantha Win), el experto en cajas de seguridad Ludwig Dieter (Matthias Schweighöfer) y el guardaespaldas de Tanaka, Martin (Garret Dillahunt).
Un equipo que todavía debe ingresar a Las Vegas. Misión en la que primero contarán con la ayuda de la hija de Ward, Ella (Ella Purnell), y luego de Lily (Nora Arnezeder), también conocida como Coyote y quien los hace entrar a la ciudad y es su guía en terreno.
Una “visita” donde ella les explica que los primeros cuerpos que ven corresponden a los reptantes, zombis que se quedaron al sol, pero que reviven por unas horas cuando llueve. Además de contarles que la tigresa zombi que los acecha se llama Valentine.
Pero el asombro es mayor para el equipo, como también para los espectadores cuando les habla sobre el grupo de no muertos conocidos como Alfas, que son más listos, más rápidos y más organizados. Y a los que les ofrece una pequeña “ofrenda” en son de paz.
Una mezcla de vivos y no tan vivos con la que Snyder dibuja un relato que logra sorprender, asustar por momentos y, principalmente, entretener, a pesar de sus varios minutos de sobra. Donde es clave la interacción de sus personalidades y el peligro al que se exponen.
Lo que convierte a El ejército de los muertos en una especie de La gran estafa en clave zombi, que revisita, aunque sin cambiar su historia, uno de los subgéneros del horror preferidos por el público; ofreciendo además a los suscriptores de Netflix una buena alternativa para ver el fin de semana.
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