Cuando casi se cumplen los 60 años de su muerte, la actriz símbolo del Hollywood clásico y la cultura popretorna a la pantalla en el documental El misterio de Marilyn Monroe: las cintas inéditas.
Una producción de Netflix, dirigida por Emma Cooper, que tiene como eje de su relato las horas de conversación que el periodista Anthony Summers recopiló en los 80, entrevistando a diferentes personas relacionadas con Monroe.
El que se originó por la inesperada solicitud del editor de un diario británico de la época para que cubriera la reapertura de la investigación en torno a su fallecimiento, que ordenó en 1982 el entonces fiscal de Los Angeles.
Lo que llevó al reportero a realizar más de 650 entrevistas a amigos y colegas de la artista en busca de la verdad en torno a lo que habría gatillado su desaparición en agosto de 1962, declarada suicidio por sobredosis de somníferos.
Y aunque el título del documental lleva a pensar que esencia serían grabaciones a la actriz, tiene como espina dorsal dichas entrevistas, que en pantalla reviven con actores que efectúan la mímica de los voces originales.
Sin embargo, se incluyen un par de declaraciones de Monroe, como en la que recuerda que cuando pequeña iba todos los sábados al cine y asegura que: “Aunque era una niña y no sabía nada de actuación, yo quería saberlo”.
Las entrevistas que reconstruyen una vida
Pero la construcción de la cinta se realiza en torno a Summers y sus entrevistados, quienes recuerdan diferentes etapas de la existencia de Norma Jeane, como se llamaba de verdad la actriz que creció en hogares de acogida y orfanatos.
Entre ellos Al Rosen, quien era el representante de figuras como Clark Gable y la conoció en una época en que los directores de casting tenían libretas negras con los nombres de las jóvenes aspirantes con las que se podían acostar.
Al que se suman directores como John Huston y Billy Wilder, quien la dirigió en La comezón del séptimo año y fue testigo de cómo la escena donde se levanta su vestido no fue del agrado de su segundo marido, Joe DiMaggio.
Además de los recuerdos de los familiares de Ralph Greenson, el psiquiatra que la trató antes de su muerte. Una figura esencial en sus últimos días, como también los poderosos Robert y John F. Kennedy.
Aunque el mismo Summers -que había usado las entrevistas para su libro Goddess– se aleja de las teorías conspirativas, afirmando en los minutos finales que él piensa que su muerte fue un suicidio, tal vez gatillado por un mal momento.
En una sucesión de revelaciones que, complementada con interesante material de archivo, logra delinear a la mujer detrás de la estrella, la cual vivió marcada por una traumática infancia y solo quiso ser amada y protegida.