El pasado no duerme: el suspenso, el drama y el remordimiento guían la serie alemana de Netflix
La serie ofrece una nueva mirada a un thriller israelí, mostrando la historia de un ex policía de Berlín que vuelve a indagar un caso en que fue una pieza clave.
Una vez más las series israelíes son versionadas en otro rincón del mundo, en este caso el espacio Ikaron HaHachlafa que llega a Netflix en su variante alemana: El pasado no duerme.
Así, la creación original de Noah Stollman y Oded Davidoff, que puede traducirse como “el principio de intercambio”, se une a otros títulos de su país como En terapia y Homeland.
Y lo hace al convertirse en la producción alemana de seis capítulos, escrita por Christoph Darnstädt, que cambia las calles de Tel Aviv por las de Berlín.
La ciudad que sirve de escenario al complejo, pero seductor thriller y drama criminal que se centra en Mike Atlas (Max Riemelt), un ex policía que se reencuentra con su pasado.
Aunque su inicio nos muestra a otro personaje: Mussa (Ali Tvakol), quien estaba en la cárcel luego de que lo acusaran del asesinato del juez Herres, pero decidió quitarse la vida.
Un suicidio que es solo un pequeño eslabón en el entramado de sospechosos, muerte y una justicia mal encaminada, que tiene en su centro a Atlas, luego de que decidió dejarlo todo.
Atlas vuelve a la investigación
Cuando está indigente, después de que el hermano de Mussa quemó la casa rodante que habitaba en las afueras de Berlín, ya que fue él quien presentó la evidencia en su contra.
Sin embargo, ocho meses tras el juicio por la muerte del juez, Atlas sufre de grandes lagunas mentales y deambula por la calles tras dejar su casa, esposa e hija.
Pero la muerte de Mussa, y el posterior asesinato de quien podría haber declarado en su favor, hace que el ex policía retome la investigación, sabiendo que el culpable está libre.
Una tarea que hace sin recordar todo y conectándose con la fiscal Jule Andergast (Luise von Finckh), quien también sospecha de que hay algo más tras la desaparición del juez.
Lo que lleva a Atlas, Jule y al policía estatal Schlefski (Helgi Schmid) a comenzar una indagación que los pone ante un oscuro caso criminal, mientras el espectador también saca conclusiones.
En una sucesión de pistas y dudas que logra mantener por completo la atención del público, gracias al ritmo de su trama, las actuaciones de su elenco y un impecable sentido del suspenso.
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