Muchas veces nos hemos preguntado cuál es la inspiración que necesita un escritor. Algunos han respondido que silencio, otros concentración y, por qué no, más de alguno contestará que la ficción se haga realidad.
No lo sabemos del todo, pero quizás esto es lo que necesita Q (interpretado por Pedro Alonso, el mismo que ya hemos visto en La Casa de Papel), un enigmático autor de exitosas novelas policiales que toma los suficientes elementos del exterior para escribir.
Es tal su afán, que su vida y quehacer se mezclan con la corrupción y el narcotráfico en la ciudad de Valencia, de donde es oriundo el también periodista. Ese es el puntapié del thriller El Silencio del Pantano, una cinta rápida que demuestra que todas las capas sociales se juntan en un mismo sitio: la maldad.
Basada en la novela del mismo nombre del escritor Juanjo Braulio, este reciente estreno de Netflix, te dejará pensando un buen rato, sobre todo por el drama que se genera luego de la desaparición de un académico, quien era investigado por la justicia.
Lo anterior, a pesar que el también ex congresista estaba bien cuidado por una descarada gitana que dominaba el crimen local (en el rol verás a la actriz Carmina Barrio), quien con su potente voz deja de manifiesto quién es la reina entre moros y cristianos.
Letra con sangre…
Si bien la cinta pierde un poco de ritmo en las últimas escenas, la situación se revierte cuando las certezas que nos entregaron a lo largo de más de una hora desaparecen de un sopetón.
Y cómo no, si el hermético rol de Pedro Alonso vuelve a la carga con más distinción y frialdad, pese a acarrear un sinfín de muertes sobre los hombros.
¿Qué tan real son esos fallecidos? ¿Serán producto de la imaginación del escritor de novelas negras?.
Una intriga que queda abierta en una película que se las juega por tener como escenario a la ciudad. Además, de tensos silencios en que se escucha el trinar de los pájaros, mientras no sabemos qué cosas están pasando por la cabeza de sus protagonistas.