Hace más de dos años llegó a la oferta original de Netflix una película juvenil que apostó por la comedia mezclada con el romance. Su título era El stand de los besos y se convirtió en éxito de audiencia con la historia de la adolescente Shelly “Elle” Evans (Joey King).
En su trama Elle y Lee Flynn (Joel Courtney) habían sido los mejores amigos casi desde sus nacimientos -que ocurrieron el mismo día y a la misma hora-, al igual que lo fueron sus respectivas mamás desde sus años de estudiantes universitarias.
Un lazo que se había afianzado aún más tras la muerte de la madre de Elle y que, para que funcionara perfectamente, los obligaba a cumplir algunas reglas; como la que decía que ella no debía fijarse en el atractivo hermano mayor de Lee, Noah (Jacob Elordi).
Sin embargo, algunas cosas no pudieron controlarse y la chica terminó muy conectada con Noah a espaldas de su compañero de aventuras, y todo por culpa de una feria escolar donde los amigos recaudaron dinero con un puesto donde se pagaba por besar a alguien.
En El stand de los besos 2, también basada en una novela de Beth Reekles, nos reencontramos con Elle y Lee meses después de la cinta original, cuando hace poco se despidieron de las vacaciones que pasaron junto a Noah en la cabaña de la familia Flynn.
Nuevos desafíos y tentaciones
Esto pone a los amigos frente a su último año de secundaria y a pasos de comenzar la educación superior en la Universidad de California, institución donde estudiaron sus mamás y en la que, como su regla número 19 lo afirma, ellos también lo harán.
Al mismo tiempo, Elle y Noah, quien hace algunas semanas se encuentra en Harvard, intentan mantener su romance a distancia. Algo que a juicio de las populares OMG -Olivia (Bianca Bosch), Mia (Jessica Sutton) y Gwyneth (Zandile Madliwa)- es casi imposible.
Así, con Lee y Elle lidiando con una importante etapa de sus vidas escolares -que también incluye a la pareja de este último, Rachel (Meganne Young)-, y con Noah extrañando a su novia, se inicia este largometraje nuevamente dirigido y escrito por Vince Marcello.
Pero las cosas para sus personajes no son tan fáciles, al deber lidiar con desafíos y tentaciones. En especial Elle, quien aquí tiene varios conflictos, entre ellos si estudiar en California junto a su mejor amigo o en Harvard para estar cerca de su enamorado.
Además, teme que Noah podría estar acercándose demasiado a una de sus compañeras de universidad, Chloe (Maisie Richardson-Sellers). Aunque por su lado, también aparece alguien para complicar algo más su existencia.
Esa persona es Marco (Taylor Zakhar Perez), el nuevo alumno de su secundaria, extremadamente atractivo, buen deportista y guitarrista, y con quien, tras un accidente de Lee, debe hacer pareja para una competencia en la máquina de baile.
Una fórmula renovada
De esta manera, El stand de los besos 2 agrega un nuevo ingrediente a la ahora revisitada fórmula con que conquistó hace ya un tiempo a sus adolescentes seguidor@s, donde su protagonista debía elegir entre una amistad a toda prueba o una relación amorosa.
Pero siguen presentes el a veces enfermizo compañerismo entre Elle y Lee, y la profusión de romance con que sueñan muchas jovencitas. Como también el innegable encanto de Joey King como la en ocasiones torpe heroína de su relato.
Algo que sí cambió, y se agradece, es el hecho de que ya no hay tantas alusiones sexistas -como el pasaje de la falda y el ataque que provocó- ni las cuotas de violencia -con Noah lidiando con sus problemas de ira- que fueron parte de la película original.
Con todo esto, El stand de los besos 2 llenará las expectativas de sus fanatic@s y, aunque todavía no existe el libro de Beth Reekles sobre Elle y Lee en la universidad, tal vez en algún momento llegue su tercera parte a la oferta de comedia romántica de Netflix.