Élite, segunda temporada: Más drama, más misterio, más mentiras
El viernes 7 de septiembre de 2019 se estrenó la segunda temporada de la serie española Élite en Netflix. Una nueva entrega que mejora bastante el nivel de la producción, dándole mejor ritmo a su historia.
Luego de que La Casa de Papel se convirtiera en la primera serie española de Netflix en alcanzar niveles de fama mundial, las producciones realizadas en este país han conseguido algo más de vitrina en la plataforma de streaming. Tal es el caso Élite, un drama hispano original que estrenó su primera temporada en 2018, con un elenco que contaba con tres caras súper conocidas de la primera serie mencionada: María Pedraza, Jaime Lorente y Miguel Herrán.
Y es que tener a estos actores como carta de presentación fue una fórmula efectiva a todas luces para atraer a la audiencia.
En esa línea, pareciera que el equipo de producción tras Élite tiene muy clara una cosa: no hay que inventar la rueda para hacer un buen show de televisión. Eso por que, tal como “toman prestada” la imagen de un grupo de actores bien conocidos para generar cercanía con el público, también saben reutilizar muchos elementos narrativos que han funcionado a la perfección en otras series del pasado con el fin de construir un relato atractivo y hasta adictivo.
Aunque hay que reconocer también que, por momentos, ver esta serie es como tomar un batido muy cargado hecho a partir de trocitos de otras series, entre ellos el argumento central de 13 Reasons Why, las escenas frente de un interrogatorio de True Detective, The Sinner o Big Little Lies, el incesto entre hermanos de Game of Thrones, y hasta el romance de la vida real entre Pedraza y Lorente.
Élite es todo lo que podría llamarse una serie de fórmula o algoritmo, creada a partir de los datos de los intereses de los usuarios. Pero esto no significa que sea un mal show. Todo lo contrario, sobre todo con una segunda temporada que, a pesar de tener varios puntos flacos, mejora bastante y dota a su relato de un toque de misterio y un ritmo trepidante.
¿De qué se trata la segunda temporada de Élite?
Un nuevo crimen ha ocurrido en Las Encinas, la prestigiosa escuela que sirve como escenario para el desarrollo de esta historia centrada en un grupo de estudiantes acomodados que, por culpa de los negocios turbios de un grupo de padres, tienen que aceptar como compañeros a un grupo de becados que no tienen nada que ver con ellos. ¿Cuándo se ha visto antes una serie en con una historia en que ricos y pobres estudian en un mismo sitio y se odian? ¡Nunca!
El asunto es que en esta segunda temporada Samuel (Itzan Escamilla) parece haberse enterado de la identidad del verdadero asesino de Marina (Pedraza) y , por lo mismo, alguien lo hace desaparecer, haciendo que la policía salga en su búsqueda.
Y a primera vista, todos parecieran haber tenido algo que ver en este nuevo crimen que ensombrece a Las Encinas. Guzmán (Miguel Bernardeu) no supera la muerte de su hermana y excede sus propios límites intentando olvidar la situación y se vuelve muy violento; Carla (Ester Expósito) se enrolla con Samuel intentando ocultar el secreto de Polo, quien a su vez está cada vez más afectado por la culpa del asesinato; Lucrecia (Danna Paola) ve regresar todos los fantasmas del pasado cuando Valerio (el chileno Jorge López), su medio hermano, llega a vivir nuevamente a su hogar.
Es decir, en esta segunda temporada podemos ver cómo las niñas y los niños ricos de esta prestigiosa escuela se sacan los ojos para resolver sus problemas adolescentes y románticos, pero nunca económicos. Además, todos los secretos que comenzaron a pudrirse en la vida de sus portadores, ahora salen a la luz poco a poco, generando más de una crisis en la vida de este exclusivo grupo de amigos.
Aún así, más allá de toda la extrema frivolidad que se mantiene como la esencia de la historia, en este nuevo ciclo la producción alcanza un mejor nivel, con un misterio poco predecible en sus primeros pasajes, y que termina revelando con un ritmo trepidante y casi adictivo los detalles de las verdades que esconden los estereotipados protagonistas de Élite.
Vamos, que no se trata de la mejor serie de Netflix, ni tampoco de la peor.
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